Para poner luz sobre lo que vivimos, es necesario remontarse en la historia y con serenidad, ir desgranando cómo se produce la transición de la dictadura a la democracia y la evolución que inevitablemente han tenido que llevar a cabo las distintas Instituciones del Estado. El Ejército y los Cuerpos de seguridad, están totalmente integrados. El Poder Judicial necesita un esfuerzo complementario para culminar la acomodación con el siglo XXI.
Partiendo de ese inicio, podemos entender los acontecimientos que alteran la interpretación que hace la sociedad. Únicamente así, es comprensible que una actuación considerada incorrecta desde la ortodoxia de la judicatura, pueda terminar encausando al Juez que instruye la causa. La solución evolutiva adaptada, hubiera sido desestimar el proceso y punto final.
Como ciudadano español, me siento motivado cuando nuestros vecinos europeos nos piden datos y detalles de la Ley Integral contra la Violencia de Género. Se comprende que España en los foros internacionales es puesta de ejemplo a imitar en los avances legislativos de esta materia.
La Ley de la Memoria Histórica, también era necesaria para reparar la injusticia que muchos antepasados nuestros sufrieron a manos de un Gobierno dictatorial. La interpretación malintencionada que se ha pretendido hacer de las consecuencias de su entrada en vigor, genera que familias afectadas y esperanzadas en la reparación social pendiente, ante la ralentización de su desarrollo exijan en los tribunales el cumplimiento de la Ley.
La aceptación que hace el Sr. Garzón, en cumplimiento de lo legislado por el Parlamento español, y la nunca entendida reacción de un sector de la sociedad que se opone al esclarecimiento de lo vivido; provocan que hoy, en el mundo desarrollado estemos siendo analizados y no precisamente para elogiarnos como se hizo con la Violencia de Género.
Esta situación, con imparcialidad ideológica no debe satisfacernos a la sociedad española.