Termina el mes de julio, con un nuevo escándalo político
de enriquecimiento ilícito de un político y su familia que ha gobernado durante
23 años en la nacionalidad catalana.
El que fuera considerado padre del nacionalismo catalán,
ha dejado de ser reconocido como tal y además, ha perdido todos los honores
atribuidos y asignaciones económicas que tenía reconocidas como expresidente de
la Generalitat.
Y, es que declarar que durante 34 años ha estado
evadiendo impuestos a la hacienda española no es una aventura cualquiera cuando
la persona de Jordi Pujol, era el Presidente por excelencia y se le presuponía una
vida ejemplar que era la que pedía al resto de ciudadanos y ciudadanas de
Cataluña.
Ahora, en los inicios de la declaración y paralelamente
las investigaciones que se están llevando a cabo sobre los miembros de su
familia, todo hace indicar que estamos ante uno de los escándalos de corrupción
más importantes generados desde una institución pública.
Lamentablemente, Cataluña se suma así, a los ya conocidos
casos de Andalucía y la extensión nacional del caso Gürtel.
Cuando se analiza con detenimiento el germen que impulsa
tanta trampa evasiva, se llega a la conclusión de que los controles que tiene
la ley, se quedan dormidos por la extensión ramificada creada a raíz del tiempo
que se lleva ejerciendo el poder en la institución.
Es decir, una misma persona un mismo partido durante muchos
años en el poder, teje una tela a la cual se acercan muchos personajes cuyo
objetivo es el enriquecimiento de los elegidos.
Por ello, llegados a esta situación, son los tribunales
de Justicia los que tienen la responsabilidad de dilucidar la culpabilidad de
los acusados. Pero, a partir de aquí, se tienen que aplicar las leyes que
impidan tanto desvarío.
Como ha quedado demostrado, el largo ejercicio despeñando
el poder genera lo que hoy estamos viviendo en España. Por ello, es necesaria
una reforma profunda de la Ley de los partidos políticos donde quede recogido
sin ambigüedad que el límite de mandatos en los cargos públicos se tiene que
limitar a ocho años (dos legislaturas).
El nuevo secretario general del PSOE, Pedro Sánchez,
tiene anunciado que hará esa propuesta para que se convierta en realidad. Pero,
no basta con proponer se tiene que ejecutar. Y, la sociedad española, debemos
apoyar con nuestro voto a los grupos políticos que pongan en práctica esa
limitación de mandatos.
España no se merece tanta corrupción.