Es la mejor metáfora que podemos emplear para explicar lo que hace la Sanidad pública madrileña con sus Consejeros. El tema de Saturno, según el sicoanalista Freud, está relacionado con la melancolía y la destrucción. Así deben sentirse Lamela y Güemes, melancólicos y destruidos.
Ahora bien, en su haber dejan una gestión inolvidable para los sufridos usuarios/as madrileños/as.
El primero, montó un escándalo en el hospital Severo Ochoa de Leganés, contra el doctor Montes, que por extensión perjudica a toda la sanidad pública madrileña y a los enfermos terminales. Los tribunales de justicia han dicho que ninguna de las acusaciones realizadas a la gestión del Sr. Montes, han podido demostrarse y por tanto, es inocente de todas las injurias que le propinaron.
El mencionado Manuel Lamela, dentro de su organización política (PP) se acerca a los posicionamientos del Sr. Rajoy, y es destituido por la lideresa madrileña, Esperanza Aguirre.
Llega el joven y aguerrido Juan José Güemes, y mientras el anterior Consejero, era partidario de hacer crecer las áreas sanitarias con la intención de acercar la gestión a los ciudadanos; el nuevo Consejero pone todo patas arriba y donde iban a ser 17 áreas, las convierte en la tan traída y llevada Área Única. Es decir, más de 6.000.000 millones de habitantes gestionados y dirigidos desde un único puesto de mando. Todavía, no conocemos los resultados pero la experiencia acumulada y demostrada con la gestión y puesta en funcionamiento de los nuevos hospitales, nos hace pensar que los madrileños/as no vamos a mejorar en la atención sanitaria de calidad que nos corresponde.
Y, tanta protesta de profesionales de la medicina y la sociedad en general, impedía que Esperanza Aguirre (PP) se sintiera adulada en las visitas realizadas a los hospitales. Si a esto, le sumamos que el Sr. Guemes, dentro del Partido Popular, se posiciona del lado de Rodrigo Rato, en el caso Caja Madrid, que finalmente decide Mariano Rajoy, otro cadáver político que se lleva por delante la Sra. Aguirre.
La destrucción “política” debe ser entrecomillada. Los comentados Consejeros son apartados de la primera línea política pero no quedan descalzos. Sus retribuciones económicas serán sustanciosas.
Por ello, no debemos sentir tristeza. Lo preocupante para la ciudadanía madrileña son las consecuencias profesionales que tanto desmán y desavenencia genera en el servicio que recibimos.
Hasta que las próximas elecciones corrijan el problema creado, estaremos atentos a Saturno para ver qué hace con su nuevo hijo.
Ahora bien, en su haber dejan una gestión inolvidable para los sufridos usuarios/as madrileños/as.
El primero, montó un escándalo en el hospital Severo Ochoa de Leganés, contra el doctor Montes, que por extensión perjudica a toda la sanidad pública madrileña y a los enfermos terminales. Los tribunales de justicia han dicho que ninguna de las acusaciones realizadas a la gestión del Sr. Montes, han podido demostrarse y por tanto, es inocente de todas las injurias que le propinaron.
El mencionado Manuel Lamela, dentro de su organización política (PP) se acerca a los posicionamientos del Sr. Rajoy, y es destituido por la lideresa madrileña, Esperanza Aguirre.
Llega el joven y aguerrido Juan José Güemes, y mientras el anterior Consejero, era partidario de hacer crecer las áreas sanitarias con la intención de acercar la gestión a los ciudadanos; el nuevo Consejero pone todo patas arriba y donde iban a ser 17 áreas, las convierte en la tan traída y llevada Área Única. Es decir, más de 6.000.000 millones de habitantes gestionados y dirigidos desde un único puesto de mando. Todavía, no conocemos los resultados pero la experiencia acumulada y demostrada con la gestión y puesta en funcionamiento de los nuevos hospitales, nos hace pensar que los madrileños/as no vamos a mejorar en la atención sanitaria de calidad que nos corresponde.
Y, tanta protesta de profesionales de la medicina y la sociedad en general, impedía que Esperanza Aguirre (PP) se sintiera adulada en las visitas realizadas a los hospitales. Si a esto, le sumamos que el Sr. Guemes, dentro del Partido Popular, se posiciona del lado de Rodrigo Rato, en el caso Caja Madrid, que finalmente decide Mariano Rajoy, otro cadáver político que se lleva por delante la Sra. Aguirre.
La destrucción “política” debe ser entrecomillada. Los comentados Consejeros son apartados de la primera línea política pero no quedan descalzos. Sus retribuciones económicas serán sustanciosas.
Por ello, no debemos sentir tristeza. Lo preocupante para la ciudadanía madrileña son las consecuencias profesionales que tanto desmán y desavenencia genera en el servicio que recibimos.
Hasta que las próximas elecciones corrijan el problema creado, estaremos atentos a Saturno para ver qué hace con su nuevo hijo.