Dejémonos de hipocresía

La semana que termina ha estado marcada por el debate sobre los planes privados de pensiones. Políticos/as y personas conocidas socialmente han sido preguntadas sobre si tienen o no un plan privado. La caja de los truenos la destapa el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho.

Quiero dejar claro desde el principio que la pensión pública de jubilación debe ser digna. Por tanto, si logramos ese objetivo que cubre las necesidades del jubilado/a, y garantiza el funcionamiento de nuestra economía, estamos cubriendo un derecho trabajado durante nuestra vida laboral. Ese, debe ser el principal objetivo del sistema público.

Ahora bien, para los gustos están hechos los colores. Y, mientras unas personas priorizan sus ahorros en comprar segundas viviendas y otros objetos materiales, también estamos quienes optamos por otras alternativas y decidimos apuntarnos a los planes de empleo y privados para canalizar nuestros ahorros. Esta segunda opción tiene el riesgo, de que si no llegas al momento de recuperar tus ahorros pues… Mientras que los primeros, disfrutan lo conseguido en el instante. En definitiva, que todo vale si al final tenemos para vivir con dignidad.

Por ello, satanizar a quien tiene un seguro de jubilación o plan de pensiones es una hipocresía. Todo es cuestión de las prioridades que nos marcamos.

Llegados a este punto, hay que garantizar a través del Pacto de Toledo, que todas las personas al final de su vida laboral puedan tener una jubilación que les permita vivir dignamente. Si además, han podido optar por alguna de las anteriores opciones y encuentran un apoyo adicional mucho mejor. Partiendo de esta premisa, todos nos podemos entender sin hipocresía.

Luto en el mundo de las letras
La bandera de la Real Academia Española ondeará a media asta en memoria del escritor Miguel Delibes, fallecido hoy.

La extensa obra del maestro Delibes contiene todo tipo de referencias sociales y también ha tenido frases celebres que nos deben hacer pensar.

Una frase de Miguel Delibes fue la siguiente:
Para el que no tiene nada,
la política es una tentación comprensible,
porque es una manera de vivir con bastante facilidad.