Cuando conoces detalles de cómo se han fundido millones
de euros determinadas personas que por su condición de cargos públicos representantes,
decían que la sociedad tenía que soportar para salir de la crisis, y analizas
lo que ellos hacían, sinceramente te entran ganas de vomitar.
Este ha sido el efecto que ha causado el programa de
televisión `la Sexta columna´. Si no lo viste te recomiendo su visión y análisis
para poder concluir la opinión que te merecen los 86 consejeros de Caja Madrid.
Esta manera de proceder hipócrita que utilizaban diciendo
una cosa y aplicándose para su beneficio personal otra muy distinta, deja retratado
ante la sociedad el prestigio social que estos “elementos” tienen por mucho
dinero que acumulen en su cuenta corriente. Es una humillación para toda
persona de bien, valorar el descaro con que algunos de los afectados por el
escándalo de las `tarjetas opacas´ explican que era habitual que se pagará
gastos personales con las tarjetas de empresa. Y, como otros entrevistados
justifican el hecho comparándolo con un caramelo que te ofrecen chupar.
Una entidad financiera que presentó la quiebra para ser
recatada con el dinero de todos los contribuyentes españoles.
Esta situación excepcional que supuso el rescate de
Bankia es lo que exige que la justicia actué de manera excepcional y obligue a
todos y cada uno de los 86 consejeros a devolver hasta el último céntimo.
Además, las organizaciones políticas, sindicales y
empresariales afectadas por el escándalo deben expulsar de sus filas a las
personas que formaban parte del entramado. Esta manera de proceder no se puede
instalar como un modelo habitual en la sociedad española.