Tenemos que reconocer que la desorientación social que existe entre la juventud no es producto de una sola razón. Hay muchos factores que suman y al final el resultado es una sociedad joven con poca ambición y mucha gana de juerga.
Hecha la generalidad, existen situaciones y grupos de jóvenes que sí actúan en defensa de unos intereses muy concretos. Pero de ahí, ha conseguir que sean jóvenes comprometidos con la sociedad que les toca vivir la cosa cambia.
Los sociólogos, a raíz de los altercados vividos en el municipio de Pozuelo de Alarcón, vecindad que tiene una de las rentas percápita más alta de la Comunidad de Madrid, escudriñan los motivos y apuntan varios factores: educacional, formativo, familiar, medios de comunicación y sobre todo, una carencia importante de respeto y tolerancia para con la sociedad que le rodea.
Visto, que estamos hablando de que lo sucedido no es en absoluto producto de una sociedad marginal, sino que, son jóvenes pertenecientes a familias acomodadas, llegamos a concluir que es urgente implantar con firmeza la Educación en Valores.
Para ello, hay dos pilares fundamentales: la Institución de Enseñanza y la Familia. La Institución engloba muchos aspectos que van desde la apuesta política con dotación de medios y recursos amplios, al reconocimiento y motivación de los profesionales. La sociedad española está demandando un gran Pacto de Estado en materia educativa, para que los partidos políticos no utilicen la Educación en Valores como arma opositora al Gobierno de turno.
Y el otro gran pilar es la familia. La sociedad tiene que trabajar para hacer comprender a los Padres, que no se quiere ni se ayuda más a los hijos cuando no se les censura severamente comportamientos que alteran la convivencia. No se puede ser indulgentes, y justificar lo que no tiene razón de ser y estar.
Estupefacto me quedo, cuando escucho que los jóvenes menores de edad detenidos en el caso Pozuelo, cuando la justicia les condena durante tres meses a que los fines de semana se recluyan en sus casas antes de las 22 horas, su progenitores declaren que, van recurrir la sentencia.
Uno, se pregunta maliciosamente ¿prefieren que lleguen al amanecer y encima “pedos”?
¡Por favor, basta ya de hipocresías y falsas apariencias sociales!