Los últimos acontecimientos de presunta corrupción que han sucedido, provocan que durante el fin de semana los diarios nacionales hagan especial mención a las detenciones de personas referentes políticos y empresariales.
El abanico es tan amplio, que sólo aquellos partidos con menor representación se salvan de la redada.
La celeridad con que la dirección de los partidos afectados van a proceder a expulsar de la organización a los imputados, no va a impedir que se produzca desafecto social hacia el ejercicio de la política. Así lo manifiestan reconocidas firmas de análisis social y político.
Veamos algunos ejemplos: Frente a la corrupción. El basurero político. Corrupción y melancolía. Conviene también pararse en el artículo de Joaquín Estefania, Los sedicentes.
Después de observar la procedencia donde nacen todos los casos, vemos que la recalificación del suelo, los desarrollos urbanísticos, los cambios de calificación para construir, y todo lo que está relacionado con el ladrillo; es la causa grave de este mal corruptor que ha llegado al tuétano de muchas administraciones públicas y ha enriquecido a los impulsores del entramado. El daño social que el desaforado crecimiento de viviendas está causando no lo podemos valorar todavía. Ahora empiezan a florar urbanizaciones fantasmas. Esto demuestra que al igual que ha pasado con la desregulación financiera, la libre urbanización del suelo nos lleva a la quiebra social. El Estado, las Comunidades, Ayuntamientos están obligados legislar leyes que impidan estos atropellos.
El final de la editorial (Frente a la corrupción) dice así: “se espera el despertar de una exigencia cada vez más firme de cada ciudadano con cualquier opción política, no sólo con la contraria”.
Por ello, considero de vital importancia la manifestación que hizo la FEMP, a través de su presidente, Pedro Castro: “Hacemos un llamamiento a los ciudadanos para que exijan de todos sus representantes políticos, no sólo que defiendan con eficacia sus intereses, sino que lo hagan con la honestidad y la honradez que se espera de ellos en la gestión pública, y que rechacen en las urnas a los corruptos”.
El abanico es tan amplio, que sólo aquellos partidos con menor representación se salvan de la redada.
La celeridad con que la dirección de los partidos afectados van a proceder a expulsar de la organización a los imputados, no va a impedir que se produzca desafecto social hacia el ejercicio de la política. Así lo manifiestan reconocidas firmas de análisis social y político.
Veamos algunos ejemplos: Frente a la corrupción. El basurero político. Corrupción y melancolía. Conviene también pararse en el artículo de Joaquín Estefania, Los sedicentes.
Después de observar la procedencia donde nacen todos los casos, vemos que la recalificación del suelo, los desarrollos urbanísticos, los cambios de calificación para construir, y todo lo que está relacionado con el ladrillo; es la causa grave de este mal corruptor que ha llegado al tuétano de muchas administraciones públicas y ha enriquecido a los impulsores del entramado. El daño social que el desaforado crecimiento de viviendas está causando no lo podemos valorar todavía. Ahora empiezan a florar urbanizaciones fantasmas. Esto demuestra que al igual que ha pasado con la desregulación financiera, la libre urbanización del suelo nos lleva a la quiebra social. El Estado, las Comunidades, Ayuntamientos están obligados legislar leyes que impidan estos atropellos.
El final de la editorial (Frente a la corrupción) dice así: “se espera el despertar de una exigencia cada vez más firme de cada ciudadano con cualquier opción política, no sólo con la contraria”.
Por ello, considero de vital importancia la manifestación que hizo la FEMP, a través de su presidente, Pedro Castro: “Hacemos un llamamiento a los ciudadanos para que exijan de todos sus representantes políticos, no sólo que defiendan con eficacia sus intereses, sino que lo hagan con la honestidad y la honradez que se espera de ellos en la gestión pública, y que rechacen en las urnas a los corruptos”.
Nosotros tenemos esa obligación. No podemos contagiarnos de la actitud de los corruptos. La justicia que haga su trabajo. La sociedad expresemos nuestro desprecio.