El cartel anunciador indica que ayer la Fundación César
Navarro, en Getafe, proyectó la película “El político”. El objetivo del cine
club “Luz y Sombras” es abrir un espacio de análisis y debate, donde los
asistentes participamos opinando sobre el asunto visionado.
El de ayer, a pesar de que tratamos una situación que nos
lleva al año 1949, tuvo grandes similitudes con el escenario que vivimos en
2013.
La historia que nos relata, presenta a una sociedad
campesina en plena depresión económica que espera la llegada del mesías que les
promete el cambio social deseado. En cierto modo cumple, aunque los métodos
empleados no sean los más éticos. Incluso, existe una libreta que recoge los
aciertos y errores pasados de sus adversarios políticos. Los sobres también circulaban,
no físicamente, pero sí se hacían pagos a los servicios prestados.
Socialmente queda demostrado que la ciudadanía necesita
tener confianza en un proyecto, y que, cuando se pierde la ilusión, se busca
otra opción que genere esperanza.
Este es el caso de lo sucedido el 20N de 2011. El PSOE
pierde la confianza del electorado, porque su proyecto no crea ilusión.
Entonces, se genera una esperanza en el Partido Popular, como alternativa a la
solución de los problemas.
El gran desengaño que hoy tiene la sociedad española es que la
ilusión depositada en el PP, se ha perdido. El Partido Popular de Rajoy, sólo
ha necesitado algo más de un año para dilapidar la mayoría absoluta que había
conseguido. En contraposición, el PSOE, no recupera la confianza que le negó el
electorado.
Esta realidad obliga a platearse la pregunta: ¿por qué?
Comprobado el desengaño que ha producido la gestión del PP, hay que insistir en
que el PSOE, no ilusiona. El desapego social es un hecho indiscutible que
obliga a replantearse los métodos que tradicionalmente emplean los partidos
políticos. Ya no valen las listas cerradas; ya no vale la Ley electoral que tenemos;
ya no vale el procedimiento interno de los representantes; ya no vale el
proceso externo de elección de candidatos que nos representan; el ciudadano exige
tener un contacto más directo con su representante, y éste, debe dar cuenta de
la gestión realizada a su representado.
Esta es la esencia de la “regeneración política”. Voy a
poner un ejemplo local: en el barrio donde vivo en Getafe, somos 8.000
habitantes, si nosotros/as hubiéramos elegido a nuestro concejal, éste/a en el
Gobierno de la Corporación, tendría que defender que no solamente se tienen que
realizar proyectos en el centro de la ciudad. Él, tiene que cumplir con el
compromiso adquirido con los votantes de su barrio, y por ello, las inversiones
y programas tienen que descentralizarse y llegar a todos/as.
Entiéndase que estas ideas son revisables y mejorables,
pero en esa línea tiene que actuar el Partido Socialista Obrero Español, para
recuperar la confianza y la ilusión del electorado.