23/01/2013

Cuando no hay confianza, malo

Es alarmante conocer que el 68% de los ciudadanos piensan que la corrupción está igualmente extendida entre el PP y el PSOE. Por ello, exigen reformas profundas en nuestro sistema democrático que impidan que la corrupción se instale como norma de convivencia.

Una sociedad que no confía en el comportamiento de sus representantes es una sociedad en estado de riesgo. La experiencia vivida en otros países que han caído en ese desprestigio político les ha llevado a vivir situaciones inciertas y tumultuosas.
Si al descrédito de los grandes partidos le sumamos la crisis económica que genera seis millones de parados, estamos creando una situación con riesgo de explosión social.

Es cierto, que el descontento hoy analizado se debe fundamentalmente, al caso Bárcenas, extesorero del Partido Popular. Y, que, una vez descubierto el dinero acumulado y defraudado, la sociedad pone en cuestión la claridad y transparencia de la gestión económica de los populares.

Ahora bien, es verdad que ante un panorama como el descubierto los medios conservadores afines se están encargando de poner el ventilador, e incluso hacen foto montajes con persona imputadas de todas las ideologías con la pretendida intención de hacer ver que todos son iguales. Producto de ello, es el 68% que mantiene que todos practican la corrupción.
Esto, no es casualidad. Ellos, los conservadores conocen que el descontento produce mayor apatía participativa en el colectivo progresista que ve traicionado su ideario político, de claridad y transparencia.

Además, el observatorio de la Cadena SER cuando extiende la consulta a otros sectores, los banqueros son los que más desengaño producen en la ciudadanía.

Por tanto, declaro firmemente que me sumo y exijo como el 60% de los ciudadanos que la única manera de acabar con la corrupción es mediante una reforma en profundidad del sistema democrático”, que lleve consigo incluso cambios en la Constitución. 
Los más partidarios de estas reformas son los votantes socialistas, aunque también entre los seguidores de PP e IU hay mayoría que apoya emprender cambios de gran envergadura.


2 comentarios:

Anónimo dijo...


¿Qué hacemos con la miseria?

El paso de la leche materna, al biberón infectado durante varias décadas, ha dado como resultado esta metástasis sistémica propia de los poderes ocultos inyectando el virus correspondiente de la mordida en forma de sobre de color sepia a través de la red eléctrica y sus terribles enchufes, cuyos transformadores han soportado toda la alta tensión y reventar los canales de distribución fundiéndose los plomos.
Ahora que todo el campo es orégano, queremos arreglar la máquina segadora, tanto tiempo abandonada en el rincón de la abundancia, sin pedir explicaciones a los mecánicos especialistas por su desidia.
El abandono del medio rural por el laboratorio de la alquimia, ha dado por tierra todos los sueños puestos en la regeneración de la digna profesión de taumaturgo. En ella, se vertieron los mejores deseos, no exentos de una ingeniosidad que hoy ha dado al traste todas las esperanzas. Si bien, esa agudeza está plagada de puñaladas traperas a la sombra del árbol de la abundancia, que no dejaron que sus ramas fueran cortadas a tiempo, ni curadas las plagas nocivas, y así nos va.
Atado y bien atado, quedo el bosque de la miseria, mientras los guardianes del lugar, fueron los invitados de piedra, sin hacerse después las correspondientes rectificaciones por carecer de conocimientos científicos para tan abrumador proyecto. El ingenio, solo podía venir de un lado, de los dueños, el resto siempre ha carecido de reconocimiento hasta bien entrada la expansión demográfica del terreno y su necesaria incorporación.
No cabe la menor duda, que dadas las circunstancias por las que se está atravesando el erial del despilfarro, se tendrá que habilitar algún pesticida capaz de descontaminar la miseria del despropósito arrastrada durante demasiado tiempo.
El estercolero no puede admitir más basura de la que puede soportar el dique de contención, de lo contrario, serviría para embasurar todo lo que pille a su paso y con la mierda expandida del hedor seguir contaminando sin que nadie tenga culpa de nada. Los guardianes de la ley están en las horas más bajas de su repertorio atrapados en su propio hedonismo.
*
EL PONTON DE LA OLIVA

Anónimo dijo...

Quién va a confiar en la clase política cuando de derecha a izquierda nos encontramos el siguiente panorama:
- Las gaviotas han estado cobrando sobresueldos (o bufandas) en b desde cuando estaban en la oposición porque así escondían a la sociedad sus verdaderos ingresos.
- Los nazionalistas que lo que han querido desde el principio es tener su propio estado para que les juzguen jueces colocados por ellos, resulta que han estado ocultando lo que robaban en paraísos fiscales, que buena manera de hacer patria, aunque sea la suya, el dinerito lejos, para controlarlo mejor.
- Los del capullo resulta ahora que firman contratos "totalmente legales" (Caldera dixit) con seres humanos que no existen. Cualquier día van a firmar un contrato de trabajo a Mortadelo y Filemón.
- Los de la hoz y el martillo tienen asesores en instancias regionales en las que se supone que trabajan, pero creo que a veces los "compañeros" no los ven ni para recoger la nómina, porque como el dinero va directamente a la cuenta bancaria para que.
- Y los lilas, van de eso, de lilas, hace años más rojos que los pimientos morrones (como diría un profesor mío de la facultad) pero ahora a fuerza de apoyar en la sombra a gobiernos como el de nuestro Getafe, recibiendo obras para las empresas para las que trabajaban.
Casi nada, monada.