Para las personas que somos amantes de la comunicación,
el poder disponer de un espacio y herramientas que nos permiten dejar
constancia de nuestro pensamiento, nos produce una agradable satisfacción cuando
se termina de construir el mensaje.
Desde el año 2006 vengo dejando `apuntes´ sobre aquellos
acontecimientos que considero de especial relevancia y en ocasiones sobre otros
asuntos más triviales.
Como advierto en la descripción del perfil personal y,
dado mi convencimiento ideológico progresista, la puesta visionaria de los
temas tratados se hace desde la perspectiva de la izquierda democrática.
Hecha la advertencia inicial, vaya por delante que no se
encontrará en ninguna anotación posicionamientos sectarios en contra de la
verdad. Sí se aprecia una defensa del pensamiento plural y por tanto, contra el
pensamiento único.
Por ello, cuando tus ideas se cimientan sobre estas
bases, cuesta mucho admitir los errores que desde mi punto de vista se comenten
desde grupos políticos afines ideológicamente.
Uno de los más difíciles de digerir y por ello, expuesto
en este espacio, fue la decisión del presidente Zapatero en mayo de 2010. Otra
situación que no comprendí, fue el resultado del Congreso socialista de
Sevilla, y la manera en que, a veces se acuerdan las decisiones que
posteriormente generan un fracaso electoral.
Si lo anterior, se refiere a dos asuntos generales, centrándome
en lo más cercano, hubo otro asunto que se llevó a cabo con el secretario
general del PSM-PSOE, Tomás Gómez. La destitución de él y de toda su
`ejecutiva´ por decreto, nunca antes había sucedido después de ser votado por
las bases del `partido´.
Más recientemente, producto de la anterior decisión y
para poner fin al tiempo de gobernanza de la `gestora´, se decide convocar
elecciones a la Secretaría General del PSM. Con la premisa fundamental del
procedimiento: `un militante un voto´. Esto, y la cercana relación que mantengo
con Sara Hernández, me lleva a dedicarle el anterior `apunte´.
No sería leal a mi pensamiento, si no reconociera que lo
que vino después en el desarrollo del Congreso Extraordinario, ha despertado en
mí, muchas dudas e interrogantes que no alcanzo a dilucidar.
Primero ha sido el cambio de nombre para definir a los
socialistas madrileños. Ahora todo indica que somos PSOE-M. No comprendo el motivo
que nos alienta a cambiar la definición y si posteriormente se llevará a cabo
en cada una de las demás `federaciones´.
Y, la segunda decisión que toma la recién nombrada
dirección madrileña: cambiar al portavoz del Ayuntamiento de Madrid,
argumentando los malos resultados electorales obtenidos en la capital. Mismo número
de votos que en su día le permitió alcanzar la portavocía.
Estas pinceladas que he dejado son las que uno, no puede
aceptar. Es obvio y se puede deducir que tengo la suficiente información para
comprender lo que sucede, pero no por ello, se puede ser leal con las
decisiones tomadas.