Amplia cobertura mediática ha tenido este fin de semana
el proceso electoral de Catalunya. Igualmente, las encuestas nos ayudan a
conocer las preferencias del electorado. La mayoría quiere “independencia”
condicionada a que el Estado resultante forme parte de la Unión Europea.
Sobre esta base se debería articular todo el debate prelectoral.
Se tendría que confirmar si es posible, que así será cuando llegue 2020.
De lo contrario estamos fantaseando sobre unas
posibilidades que la ciudadanía catalana no muestra especial interés. Y, el 81%
de los encuestados están convencidos que el debate independentista esta
ocultando las consecuencias de los recortes ya implantados en la sociedad. La política
liberal que practica el Gobierno del Sr. Más, es punta de lanza en el
desmantelamiento de los servicios públicos. Antes de que Mariano Rajoy, metiera
el hachazo al Estado del Bienestar, Artur Mas, ya había impuesto el modelo que
conduce a la recesión económica que estamos viviendo.
Por lo tanto, ante una situación paralizante de la
actividad, cuando alguien enarbola la bandera de la solución, al sentimiento de
pueblo diferente se le suma la voluntad de las capas sociales ansiosas por
querer salir de esta pesadilla. Ahora bien, sirva como muestra esta afirmación:
el futuro Estado resultante del proceso “no quitará el peaje de las carreteras
catalanas”. Es más, exige que lo que se tiene que hacer es implantarlo en el
resto de España. Aunque si no forman parte del Estado Español, poca influencia
pueden transmitir.
Cosas como esta y otras alternativas son las que también
se debería introducir en el debate para que con todos los datos verídicos sobre
la mesa se tome la mejor decisión que conduzca a la reactivación económica de
Catalunya y de España. El señor Artur Mas, se compromete a iniciar el proceso
si es apoyado por una “mayoría amplia” de la sociedad catalana. Esa sociedad es
la que tiene que discernir con toda la información que le llegue hasta el 25 de
noviembre si apoya una u otra alternativa.
Por ello, es necesario poner muchos datos sobre la mesa y
que todos los colectivos afectados entren en el debate con sus argumentos.
Mientras eso llega, así expresan sus preferencias políticas.