Es sabido que la cultura y la formación para los Gobiernos en general, se convierten en armas de doble filo. Si bien, una sociedad culta y formada es garantía de avance social, también esa misma sociedad, tiene la capacidad de análisis para comprender en toda su dimensión los motivos que generan la crisis, las medidas que se aplican para controlarla, y las consecuencias más inmediatas. Es decir, tiene sabiduría para entender el complicado proceso de gestionar una economía que recauda menos, implanta medidas de inversión que reactive el mercado y protege socialmente a las capas de la sociedad más necesitada.
Este modelo sintetizado de gestión es el que decide llevar a cabo el Gobierno de España. Es obvio, que la cuadratura del círculo no es fácil. Sobre todo si queremos que no se descuelguen del proceso, sectores de la sociedad que están padeciendo la crisis producto del frenazo constructor de viviendas. La reconversión del sistema productivo español, necesita un tiempo e insisto que cuando se tiene la experiencia para comprender la situación es cuando podemos sancionar con severidad la gestión del Gobierno.
No podemos olvidar que el sistema democrático nos permite que el principal partido de la oposición, reitere una y otra vez, el desacuerdo con las medidas que el Gobierno pone en práctica y las consecuencias inmediatas de la crisis. Incluso, en alguna ocasión presenta otro modelo gestor basado más en los mecanismos del mercado puro y duro. Así, nos ofrece pagar menos impuestos, reducción del gasto público y apoyo a la iniciativa privada. Como no tiene la responsabilidad de gobernar puede ofertar y adornar las propuestas hasta convertirlas en atractivas.
Por ello, la importancia de la cultura de la sociedad. Debemos pararnos y preguntarnos: el mismo partido que ofrece soluciones milagrosas a nivel nacional, está gobernando en Comunidades autónomas que aplicando las recetas neoconservadoras no pueden presumir de pleno empleo y ausencia de crisis. Y sin embargo, sí se puede medir la gestión en los servicios sociales que prestan a esas capas sociales que lo necesitan.
Todo esto, me lleva a concluir que debemos tener amplitud de miras y habilidad para comprender los mensajes políticos y su contenido real.