Transcurría el año 2000, el Partido Popular vivía su época dorada con una economía a toda velocidad basada en la recalificación libre del suelo, construyendo en tierra adentro y en todas las costas del mar.
Además, el Partido Socialista Obrero Español, no encontraba el rumbo que le guiara y por tanto, los populares gozaban de absoluta tranquilidad. Y entonces, llega José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE).
Soy de los que piensa que a veces es más difícil gestionar el éxito que el fracaso. Con el panorama antes descrito el Partido Popular pensaba que hiciese lo fuera todo sería aceptado por la sociedad española, y aplicando esta lógica no escuchó a la sociedad en la calle clamando en contra de la guerra de Irak.
Pero antes, empezaba a emerger un Secretario General socialista que decía unas cosas que impactaban a la ciudadanía. Entre ellas: “Lo que se dice se hace”. Pediré a la organización, “austeridad, trabajo y humildad”. Este modelo es lo que se dio en llamar TALANTE ZAPATERO. Y dentro del TALANTE, predicaba lo siguiente referido al adversario político: A cada INSULTO una PROPUESTA. A cada DESCALIFICACIÓN una IDEA. A cada EXAGERACIÓN una SONRISA.
Con estas premisas se acercaba cada día más al electorado, y así llega el año del triunfo electoral 2004.
Durante estos diez años hemos tenido varios encuentros muy emotivos en lo que se conoce como el “ESPÍRITU DE VISTALEGRE”. Allí se tomaba el pulso a lo que podía suceder electoralmente.
Hoy, son muchos los medios que recuerdan los acontecimientos del año 2000, a mí me ha llamado la atención “La década zapaterista” del Público. Nos relata el juego político socialista del momento y cómo Rodríguez Zapatero gana el 35º Congreso.
El problemático momento económico que vivimos, hace que la mencionada publicación contenga muchos comentarios adversos, unos intencionados y otros con desafecto.
Pero es de justicia reconocer que a pesar de los errores cometidos durante estos diez años, el Partido Socialista Obrero Español, y su dirección Federal, nunca han permitido, ni han guardado silencio, ni han mirado para otro lado ante una situación como esta: Carlos Fabra (PP) Está acusado de tráfico de influencias, cohecho y cinco delitos fiscales. Él y su esposa defraudaron a Hacienda 1.472.842 euros. La Fiscalía pide 15 años de cárcel.
Además, el Partido Socialista Obrero Español, no encontraba el rumbo que le guiara y por tanto, los populares gozaban de absoluta tranquilidad. Y entonces, llega José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE).
Soy de los que piensa que a veces es más difícil gestionar el éxito que el fracaso. Con el panorama antes descrito el Partido Popular pensaba que hiciese lo fuera todo sería aceptado por la sociedad española, y aplicando esta lógica no escuchó a la sociedad en la calle clamando en contra de la guerra de Irak.
Pero antes, empezaba a emerger un Secretario General socialista que decía unas cosas que impactaban a la ciudadanía. Entre ellas: “Lo que se dice se hace”. Pediré a la organización, “austeridad, trabajo y humildad”. Este modelo es lo que se dio en llamar TALANTE ZAPATERO. Y dentro del TALANTE, predicaba lo siguiente referido al adversario político: A cada INSULTO una PROPUESTA. A cada DESCALIFICACIÓN una IDEA. A cada EXAGERACIÓN una SONRISA.
Con estas premisas se acercaba cada día más al electorado, y así llega el año del triunfo electoral 2004.
Durante estos diez años hemos tenido varios encuentros muy emotivos en lo que se conoce como el “ESPÍRITU DE VISTALEGRE”. Allí se tomaba el pulso a lo que podía suceder electoralmente.
Hoy, son muchos los medios que recuerdan los acontecimientos del año 2000, a mí me ha llamado la atención “La década zapaterista” del Público. Nos relata el juego político socialista del momento y cómo Rodríguez Zapatero gana el 35º Congreso.
El problemático momento económico que vivimos, hace que la mencionada publicación contenga muchos comentarios adversos, unos intencionados y otros con desafecto.
Pero es de justicia reconocer que a pesar de los errores cometidos durante estos diez años, el Partido Socialista Obrero Español, y su dirección Federal, nunca han permitido, ni han guardado silencio, ni han mirado para otro lado ante una situación como esta: Carlos Fabra (PP) Está acusado de tráfico de influencias, cohecho y cinco delitos fiscales. Él y su esposa defraudaron a Hacienda 1.472.842 euros. La Fiscalía pide 15 años de cárcel.