En este día 4 de enero de 2016, la margarita de la CUP,
ya está deshojada. Finalmente, después de mucho debate y de empates técnicos en
las votaciones, la dirección mantiene la promesa con la cual se presentaron a las
elecciones “no apoyarán la elección de Artur Mas”.
Partiendo de este punto, no queda más que dos
alternativas: cambiar el candidato a la presidencia de la Generalitat, o
convocar nuevas elecciones.
En política y sobre todo cuando se trata de poder obtener
las prebendas que ofrece presidir un gobierno, no debemos descartar el cambio
de candidato. Pero, si como afirman los socios de Juntos por el Sí, la candidatura
es irrenunciable, entonces el pueblo catalán tendrá que pasar otra vez por las
urnas y expresar su opinión.
Este segundo escenario, ofrece un resultado abierto, que desde
mi punto de vista, puede facilitar el diálogo en las conversaciones de Madrid
ante la tesitura y necesidad de formar el gobierno de la Nación.
Analizando la situación siempre en condicionante, si el
PSOE no se abstiene en la votación de la investidura de Mariano Rajoy, éste, no
puede ser elegido presidente. Y, siguiendo el protocolo establecido el segundo
partido más votado tiene la obligación de intentar formar el gobierno que
España necesita.
El PSOE y Pedro Sánchez, tienen el deber de conseguir las
alianzas necesarias que facilite la elección de Pedro Sánchez. Ahora bien, esto
último no puede ser posible sin el apoyo de Podemos.
Cerrando el círculo de combinaciones posibles que pueden
conducir al cierre final de la negociación, las direcciones de Podemos y PSOE,
tienen que poner sobre la mesa todos aquellos puntos que tienen en común y
valorar el grado de coincidencia programática y el beneficio que su aplicación tendría para sociedad española.
El tiempo que se está viviendo en política y la
concatenación de episodios relacionados con Cataluña y dado que, si no hay
candidato de consenso el resultado está muy abierto, el acuerdo madrileño entre
Podemos y PSOE para iniciar la legislatura, tiene las puertas abiertas para
entrar en un proceso de gobernabilidad.
Los resultados catalanes del mes de marzo indicaran el procedimiento que los gobiernos español y catalán tendrán que iniciar para que ambas
instituciones puedan seguir formando un conjunto del Estado español.