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25/11/2015

Preocupados sin obsesión

Desde los atentados yihadistas de París, Europa está viviendo una situación excepcional que antes nunca habíamos experimentado. Y, lamentablemente, no es la primera vez que terroristas islámicos actúan en nuestras ciudades.

La ronda de contactos que el presidente francés está llevando a cabo con los primeros ministros y presidentes, se puede considerar la lógica respuesta de alguien que valora las muertes inocentes de compatriotas y foráneos que no debieron ocurrir.

También, dentro de la alarma que estos suicidas generan y con la pretensión de encontrar las razones o motivos que les inducen a ello, el Parlamento europeo va a debatir sobre las posibles causas que les inducen a ello.
En esa línea, hemos conocido que los captadores de personas que luego se suicidan, disponen de un manual que les instruye sobre el proceder que hay que seguir para atraer su confianza. La organización terrorista define los perfiles de las personas más adecuadas para ser captadas y luego disponer de ellas obedientemente para llevar a cabo la actuación terrorista suicida.

Es decir, ya se conoce el perfil social de aquellos jóvenes susceptibles de ser seducidos. Ahora, hay que trabajar sobre la imperiosa realidad que permite a esos países extremistas que consideran a Occidente su enemigo, cómo logran disponer de los recursos que les permite llevar a cabo esas políticas de odio.

Así, nos encontramos que en sus territorios existen recursos petrolíferos que los países desarrollados compran para su continuo avance diario. Y, también, que los ingresos obtenidos por su venta, sirve para comprar las armas que permiten las guerras que permanecen en sus territorios. Por tanto, si nos dejamos de hipocresías, podemos apreciar que mantenemos intercambios comerciales con los dirigentes fanáticos islamistas, que ellos están utilizando contra personas inocentes para desestabilizar a los países que intercambian petroleo y armamento.

Llegados a este punto, tenemos dos conceptos: conocemos el perfil del joven y la situación social que vive, la cual, le induce a escuchar el predicamento de las delicias de la otra vida que sacrifica.
Y luego, también existen canales de contacto que son los que permiten el mercantilizar con los gobiernos islamistas para obtener beneficios mutuos.

Ante esta situación y después de la respuesta represiva cuando cometen atentados y la posterior prevención y seguimiento para evitarlos. Más que ataques directos en sus países habría que corregir el semillero social de los suicidas y los mismos canales comerciales utilizarlos para que la diplomacia internacional evite seguir con estos enfrentamientos que padecen personas inocentes que son los realmente sufren esta locura.