Durante el tiempo que ha durado la larga campaña electoral
que concluyó ayer, he procurado estar muy atento a todos los vaivenes y datos
de las encuestas que iban modificando la intención de voto. El tiempo pasaba y
los cambios eran constantes entre los cuatro partidos que hoy tienen la responsabilidad
de formar gobierno.
Una cosa estaba clara, la época de la alternancia
política bipartidista llegaba a su fin. Finalmente el pueblo habla y arroja la
composición que hoy tiene el parlamento español.
Salvando análisis e interpretaciones que ya tenemos y
seguiremos teniendo, una cosa está clara: “nunca un partido político con una
mayoría de 186 escaños, había perdido de golpe 63 diputados”. Esto, se mire
como se quiera, es producto de las políticas que el Gobierno del PP ha aplicado
a la ciudadanía española. Y, aunque Mariano Rajoy diga que va intentar
configurar un Gobierno estable, el ADN del PP, no facilita el entendimiento de
la negociación necesaria.
Si lo anterior no fuera posible, los 90 escaños del PSOE
hacen que sus dirigentes puedan optar a formar gobierno de coalición siempre y
cuando, Podemos y PSOE, junto a otras fuerzas políticas garantizara la elección
de un Presidente.
Vista la realidad y la posible combinación de los
números, considero con más posibilidades la última opción para llegar a formar
Gobierno. Durante la campaña Podemos ha demostrado ser un grupo político
camaleónico con unos objetivos muy claros que Pablo Iglesias ya ha puesto de
manifiesto. El PSOE si las circunstancias le facilitan el entendimiento, la
ambición política de Pedro Sánchez, le hará llegar hasta las últimas, con tal
de conseguir gobernar España.
Ahora bien, hasta alcanzar el acuerdo final tienen que
suceder muchas cosas, tienen que dedicarle mucho debate político, mucha
confrontación de contenidos de los programas, y por todo ello, nada será fácil
de alcanzar en breve plazo. Para eso, la ley es generosa y permite el tiempo
necesario.
Otra cuestión diferente es la economía que el resultado de
las elecciones aplica a los partidos políticos. Mientras Podemos y Ciudadanos
verán compensados sus ingresos, PP y PSOE, padecerán una merma sustanciosa
basada en la financiación en función del número de escaños obtenidos. Que en el
caso del Partido Popular hay que sumar el desempleo de 63 diputados. La
maltrecha economía del PSOE también se acrecienta con 20 desempleados más.
Esto, internamente desestabiliza a cualquier organización política.
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