Estamos en plena celebración del nacimiento hace 36 años
de la Constitución Española, y aunque es relativamente joven, las
circunstancias especiales de su nacimiento, hace que hoy, se considere
necesaria una modernización de la misma.
Hay que recordar que nace después de que España viviera
bajo el rigor de una dictadura durante 40 años. Y, por ello, lo pactado e
incluido en todos sus artículos, hoy sabemos que son en muchos aspectos recomendaciones
y consejos que nos damos los españoles para consolidar nuestra convivencia.
Aunque también, hay definiciones que obligan y sí compete por ello, que para
aplicar modificación alguna necesita un amplio consenso de nuestros
representantes en el Congreso de los diputados.
Ese fue el acuerdo rápido de la modificación del artículo
135, y que nos ha traído las consecuencias que vivimos en España. Y, también
aquello, fue el declive del Partido Socialista Obrero Español, con su
presidente y la solemne declaración “haré cueste lo que cueste y me cueste lo
que me cueste”.
Y, así sucedió, que ante tal grado de decepción percibida
por la sociedad española, en las siguientes elecciones los conservadores
españoles, el Partido Popular, obtuvo un apoyo nunca concedido a la derecha
española.
Y Aquí estamos, celebrando el 36 aniversario y una
encuesta que demuestra que aquella confianza que la ciudadanía española había
depositado en los populares, hoy, los sitúa en la tercera fuerza política en
intención de voto si se celebraran elecciones generales.
Precisamente, el desencanto ha sido tan grande y
desastrosa la gestión que por mucho que se empeñen en afirmar que la
recuperación está a la vuelta de la esquina, nadie cree ya en la compensación
que pueda venir del Partido Popular.
En este transcurrir de los tres años, después de la caída
sin parangón del PSOE, éste, realiza una catarsis de su estructura electoral
interna y empieza a construir un nuevo discurso modernizador para y con la sociedad,
y la nueva dirección empieza a vislumbrar una incipiente recuperación.
Igualmente, un grupo de personas producto de las
movilizaciones del 15M, constituyen un partido político que hace una radiografía
certera de la situación que vive España y sus ciudadanos, y ante el fracaso de
los dos grandes partidos, consigue primero, una excelente representación en UE,
y luego hacerse con un hueco importante en la intención de voto ante unas
elecciones generales.
Ahora bien, un resultado como el anunciado con un 27%
para el PSOE, un 25% para PODEMOS y un 20% para el PP; nos sitúa en un panorama
desconocido en la reciente democracia constitucional española.
De ahí algunas voces acreditadas que hablan del futuro pacto
entre PP y PSOE. Cosa esta, que de llevarse a efecto sería el principio del fin
del PSOE. Luego queda la posibilidad progresista del acuerdo entre PSOE y PODEMOS.
Cuestión difícil de alcanzar pero no imposible si se aplica la debida
generosidad y se coincide en el pronóstico común de la situación que se vive en
España y las recetas que se deberían aplicar para que tantas miles de familias
puedan recuperar la dignidad y el empleo. Pudiendo la sociedad en general recuperar
unos los servicios públicos de calidad.
¡Para eso es para lo que sirve la política democrática!