Una mentira dicha mil veces, se convierte en una verdad. Este es el caso del mensaje lanzado por el Partido Popular, sobre la inmigración ilegal: “La legalización de los sin papeles, ha producido el efecto llamada”.
Mucho se ha debatido sobre la situación en que vivían miles de ciudadanos que estando trabajando regularmente, sin embargo, no figuraban en los datos estadísticos de empleados y estaban engrosando la economía sumergida. Es muy importante recordar, que para conseguir su legalización tenían que certificar su trabajo el empresario que les proporcionaba el empleo.
También es necesario analizar la situación geográfica que ocupa España: “Puerta de Africa”. Por lo tanto la diferencia con otras naciones europeas, estriba, en que tenemos parecida economía productiva y los demás países no son frontera con el continente africano.
Y por último y lo más importante: que Europa y EE UU, ante los ojos de los países pobres y subdesarrollados son el paraíso que todo ser humano sueña alcanzar.
Esto, produce una avalancha en la llegada de personas sin papeles, difícil de gestionar por cualquier Gobierno. La oposición política (PP) encuentra una sima por donde minar al Gobierno socialista y las voces con sus ecos se hacen sentir en la opinión pública. Hasta el punto de que en las encuestas se perfila la inmigración como el principal problema de la sociedad.
Ante esta situación, el Gobierno tiene que endurecer su política social y advertir “que toda persona que entre ilegalmente en España tiene que salir”. Pero sorprende la reacción de colectivos empresariales, sindicatos, responsables de empleo y ONGs, ante las declaraciones de José Blanco, secretario de Organización del PSOE, argumentando que “el mercado no necesita más mano de obra inmigrante”.
Antes de entrar en el debate fácil y demagógico leer con detenimiento. Después de analizar el posicionamiento de las partes, la pregunta que se abre es: ¿Si la demanda de mano de obra se nutre de personas ilegales, cómo se regulariza su situación? Es evidente que llegados a este punto, todas las voces que han expresado su opinión deben sentarse y aportar sus ideas y conocimientos para encontrar la mejor salida digna y legal a la realidad que vivimos.
¡La falaz mentira dicha mil veces, en este asunto, debe cesar!
Mucho se ha debatido sobre la situación en que vivían miles de ciudadanos que estando trabajando regularmente, sin embargo, no figuraban en los datos estadísticos de empleados y estaban engrosando la economía sumergida. Es muy importante recordar, que para conseguir su legalización tenían que certificar su trabajo el empresario que les proporcionaba el empleo.
También es necesario analizar la situación geográfica que ocupa España: “Puerta de Africa”. Por lo tanto la diferencia con otras naciones europeas, estriba, en que tenemos parecida economía productiva y los demás países no son frontera con el continente africano.
Y por último y lo más importante: que Europa y EE UU, ante los ojos de los países pobres y subdesarrollados son el paraíso que todo ser humano sueña alcanzar.
Esto, produce una avalancha en la llegada de personas sin papeles, difícil de gestionar por cualquier Gobierno. La oposición política (PP) encuentra una sima por donde minar al Gobierno socialista y las voces con sus ecos se hacen sentir en la opinión pública. Hasta el punto de que en las encuestas se perfila la inmigración como el principal problema de la sociedad.
Ante esta situación, el Gobierno tiene que endurecer su política social y advertir “que toda persona que entre ilegalmente en España tiene que salir”. Pero sorprende la reacción de colectivos empresariales, sindicatos, responsables de empleo y ONGs, ante las declaraciones de José Blanco, secretario de Organización del PSOE, argumentando que “el mercado no necesita más mano de obra inmigrante”.
Antes de entrar en el debate fácil y demagógico leer con detenimiento. Después de analizar el posicionamiento de las partes, la pregunta que se abre es: ¿Si la demanda de mano de obra se nutre de personas ilegales, cómo se regulariza su situación? Es evidente que llegados a este punto, todas las voces que han expresado su opinión deben sentarse y aportar sus ideas y conocimientos para encontrar la mejor salida digna y legal a la realidad que vivimos.
¡La falaz mentira dicha mil veces, en este asunto, debe cesar!
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