Termina 2009 y sin duda alguna, el paro ha sido el principal problema que ha generado la crisis económica. Para el Estado, el gran reto que tienen todas las administraciones públicas es aplicar políticas económicas que ayuden a la reactivación de la economía.
Por tanto, este es un debate que está instalado en la sociedad y se aprovecha cualquier ocasión para expresar ideas y fórmulas.
Estos días, he tenido la ocasión de cambiar impresiones con autónomos de pequeñas empresas que están relacionados directamente con la construcción de viviendas. Si bien ellos, no son grandes constructores, sí pertenecen al colectivo que entran a formar parte del acabado interior de las mismas.
Se pone de manifiesto que en ese mundo y al calor del esplendor inmobiliario, se crearon muchas empresas cuyo único cliente era el promotor del edificio, cuando cesa la actividad del proveedor la ficha dominó hace el resto.
Este efecto es aplicable a muchos profesionales que hoy están obligados a cambiar de oficio. Pero la sinceridad del debate, deja traslucir que la edad es un condicionante para el cambio y por ello, también es necesario seguir manteniendo estas profesiones.
Ante esta realidad es cuando se genera una tormenta de ideas que ellos, conocedores de la situación apuntan como medio reactivador.
Se parte de la promoción y ayuda que las administraciones públicas tienen que dedicar, a modo de ejemplo se menciona el PLAN E, y por ello, la financiación a particulares tiene que venir de subvenciones públicas.
Estoy convencido que serán muchas y variadas las ideas que se pueden poner en práctica, pero ese día, me pareció muy acertado la siguiente:
Instalar placas solares para el consumo del agua caliente. Todas las casas con independencia de su diseño, sus propietarios deberían tener acceso a la facilidad de adquirir los elementos necesarios a muy bajo coste. El cliente usuario, podía pagar el importe del coste de la instalación.
Con la puesta en funcionamiento de esta decisión política, sin entrar en muchos detalles estamos generando empleo a instaladores, pintores, albañiles, electricistas, es decir profesiones muy afectadas por el paro de la construcción. Además, para que todas las casas nos sirviéramos de agua caliente solar, sería necesario industrias fabricantes de los componentes que abastecen la instalación, con la consiguiente creación de empleo.
La efervescencia del proyecto, incluso genera unos profesionales que ofrecerían el mantenimiento y supervisión de la instalación.
En definitiva, estamos ante una propuesta de Sostenibilidad y mejora del Medio Ambiente.
Por tanto, este es un debate que está instalado en la sociedad y se aprovecha cualquier ocasión para expresar ideas y fórmulas.
Estos días, he tenido la ocasión de cambiar impresiones con autónomos de pequeñas empresas que están relacionados directamente con la construcción de viviendas. Si bien ellos, no son grandes constructores, sí pertenecen al colectivo que entran a formar parte del acabado interior de las mismas.
Se pone de manifiesto que en ese mundo y al calor del esplendor inmobiliario, se crearon muchas empresas cuyo único cliente era el promotor del edificio, cuando cesa la actividad del proveedor la ficha dominó hace el resto.
Este efecto es aplicable a muchos profesionales que hoy están obligados a cambiar de oficio. Pero la sinceridad del debate, deja traslucir que la edad es un condicionante para el cambio y por ello, también es necesario seguir manteniendo estas profesiones.
Ante esta realidad es cuando se genera una tormenta de ideas que ellos, conocedores de la situación apuntan como medio reactivador.
Se parte de la promoción y ayuda que las administraciones públicas tienen que dedicar, a modo de ejemplo se menciona el PLAN E, y por ello, la financiación a particulares tiene que venir de subvenciones públicas.
Estoy convencido que serán muchas y variadas las ideas que se pueden poner en práctica, pero ese día, me pareció muy acertado la siguiente:
Instalar placas solares para el consumo del agua caliente. Todas las casas con independencia de su diseño, sus propietarios deberían tener acceso a la facilidad de adquirir los elementos necesarios a muy bajo coste. El cliente usuario, podía pagar el importe del coste de la instalación.
Con la puesta en funcionamiento de esta decisión política, sin entrar en muchos detalles estamos generando empleo a instaladores, pintores, albañiles, electricistas, es decir profesiones muy afectadas por el paro de la construcción. Además, para que todas las casas nos sirviéramos de agua caliente solar, sería necesario industrias fabricantes de los componentes que abastecen la instalación, con la consiguiente creación de empleo.
La efervescencia del proyecto, incluso genera unos profesionales que ofrecerían el mantenimiento y supervisión de la instalación.
En definitiva, estamos ante una propuesta de Sostenibilidad y mejora del Medio Ambiente.
