20/08/2006

La piscina de la discordia

Era de esperar que la solución transitoria adoptada para resolver el problema generado por la piscina propiedad de Pedro J. Ramírez, director de El Mundo, provocara la repulsa de la sociedad que defiende el uso y disfrute de toda instalación ubicada en espacio público.

Ayer la Costa dels Pins, en Mallorca, fue escenario de dos manifestaciones convocadas en el mismo lugar y a la misma hora. Como siempre estos actos generan guerra de cifras según las partes que realizan el cálculo de asistentes. El Diario de Mallorca, en su crónica cifra la presencia en 500 personas contra la instalación privada y en 900 personas en defensa de la libertad de expresión.

Y digo yo: ¿que tendrá que ver la ocupación ilícita de un espacio público para disfrute privado con la libertad? Pues semejante desfachatez es utilizada por representantes del Partido Popular para movilizar –incluso desplazando desde la Península- a jóvenes de Nuevas Generaciones.


Hay que decirlo claro y alto: “la demolición de la piscina ocupa” no atenta contra ninguna libertad. Lo único que hace es derogar los privilegios de una clase social. ¡Nada más!

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