Los viajes realizados por el exsenador José Antonio
Monago, puso de manifestó la formula reinante en el Congreso de los diputados
para que sus señorías puedan viajar con cargo al presupuesto público por todos
los rincones de España.
Hemos conocido que todos tienen una asignación y también
las distintas maneras de que disponen para adquirir sus billetes sin control
por parte de la presidencia del Congreso.
A raíz de la publicación se trata de alcanzar un acuerdo
de transparencia más detallada, y lo único que la mayoría parlamentaria asume
es que conoceremos el global montante del gasto de cada grupo, sin entrar en el
detalle del destino ni actividad realizada que lleva consigo el viaje.
Encendidas las alertas, ahora también sabemos que los
grupos políticos disponen de una cantidad económica fija para cada grupo, más
luego, un complemento en función del número de diputados que tiene cada grupo.
Igualmente, tampoco mantienen la obligación de presentar
la relación de gastos relacionados con la actividad parlamentaria a la que se
asigna la dotación económica del erario público.
Es decir, la casa institucional de la representatividad
del pueblo español está llena de opacidad para que los contribuyentes españoles
sepamos en qué y cómo se gastan el dinero nuestros representantes y los grupos
políticos que los engloban.
Sí es verdad que cuando se trata averiguar cómo es
posible que esto suceda así, sin distinción de ideología ni color político, nos
encontramos con la respuesta de que, `así ha sido desde hace 30 años´, pero no por ello, debemos ser menos
exigentes para con nuestros representantes y acabar de una vez con estos privilegios
de oscuridad económica.