El último sábado del mes ha sido testigo de masivas
manifestaciones contra la reciente Ley de Educación aprobada por el Gobierno
que preside Mariano Rajoy. La LOMCE es una Ley que ha unido a toda la Comunidad
Escolar y a todos los grupos políticos del Parlamento para exigir su derogación
inmediata.
Qué lejos queda el deseado Pacto Nacional por una
Educación Pública. Cada día son más los expertos que persuaden para que se
consiga consensuar una Ley que al menos sirva de soporte pedagógico a una
generación.
El talante del ministro Wert, con el apadrinamiento de
Mariano Rajoy genera todo lo contrario. Incluso con las nuevas tarifas universitarias
ha provocado que muchas universidades públicas estén buscando mecenazgo para
ayudar a aquellos estudiantes que no pueden pagarse el coste de culminar sus
estudios.
Ayer en el Consejo de Ministros igualmente se aprobó la
nueva Ley de Seguridad Ciudadana. La aplicación de todos los conceptos
sancionadores que contiene hará que las conquistas democráticas logradas a lo
largo de nuestra reciente democracia, se vean castigas. Además, deteniéndose en
cada uno de los motivos que reciben el castigo se abre un abanico parcial a la
hora de interpretar cuándo y cómo se está desarrollando la protesta. Y, por
tanto, si se le aplica la sanción y a quién.
Es tal el despropósito, que hasta un significado
representante de la Policía manifiesta que no era necesario una legislación de
estas características.
En cuestiones represoras el Partido Popular no tiene
límites. Ahí tenemos los métodos "disuasorios" que mutilan a los inmigrantes que
pretenden entrar en España saltando las vallas de Melilla. Cuchillas que cortan
de manera salvaje. Hasta el punto que un grupo de católicos practicantes como “el
ministro Fernández”, se dirigen al Papa Francisco, para que interceda ante el
Gobierno de España para que se eliminen este tipo armas que desgarran a quienes
buscan una vida que les aleje del hambre.
"Solicitamos a Vuestra Santidad que imponga a los
responsables últimos de la decisión de colocar las cuchillas en la valla
fronteriza de Melilla la pena de Excomunión 'Ferendae
Sentenciae', con sus correspondientes efectos y
perjuicios", reza la misiva.
Nadie creyente o no, que defienda el humanismo solidario
puede entender que el ministro del Interior un católico practicante y miembro
del Opus Dei, decida atentar contra la vida de sus semejantes de esta manera.