Las personas que sin residir de manera permanente en Andalucía,
mantenemos una relación frecuente con esta tierra, hemos detectado un proceder
social muy diferenciado de tiempos pasados no muy lejanos en la memoria.
Para la inmensa mayoría de los andaluces la Semana Santa es
algo especial que invita a vivir la calle presenciando los pasos de las
procesiones. Generalmente, la llegada de la primavera se sumaba de manera esplendorosa;
y esa especial conjugación hacía recordar los días de estas fechas. Es verdad
que la meteorología últimamente no se muestra generosa, por tanto, queda
deslucida una fiesta que tiene su base en el aire libre.
El buen tiempo es un aliado económico de esta tierra, la
actividad restauradora con sus terrazas, genera unos ingresos que ayudan a mantener
una difícil situación económica. Es cierto que no está la economía local para
festines, pero…
La realidad que se aprecia es preocupante. La crisis económica
está dejando una huella que hacía mucho tiempo que se había olvidado. Progresivamente
se ha instalado provocando una parálisis económica que afecta a colectivos muy
diversos. Cuando se habla con profesionales autónomos y explican la situación
con todas las dificultades que tienen para mantener una línea de crédito
financiero, cuando ajustes y recortes hacen que el consumo cada día sea más lento,
todo ello sumado genera una recesión, cuyo final nadie es capaz de predecir.
Esto, por mucho que se empeñe la ministra de Trabajo del
Gobierno de España, no funciona. Como no funcionan las distintas alternativas
que ofrecen a los ahorradores que escuchando la recomendación del director de su
oficina bancaria compraron participaciones preferentes y hoy, valoran que están
inmersos en un proceso que puede acabar con los ahorros de toda su vida.
En este asunto algo distinto se está moviendo. Hay quien ha
recuperado su dinero y, lo más importante empezamos a visualizar movimientos de
afectados que se encierran en sus ayuntamientos para conseguir que los políticos
locales les apoyen y defiendan su causa. Además, los Tribunales de Justicia cuando
llega el momento sentencian a favor de los afectados.
Señor Presidente del Gobierno, durante su descanso de Semana
Santa reflexione sobre lo expuesto aquí, y vuelva con soluciones que hagan
cambiar el rumbo de España. La paciencia no es infinita.