Es estas fechas es costumbre llamar a familiares y amigos
para desearles lo mejor en estos días. Y, un año más así lo hago con la familia
que reside en Jaén, concretamente en la cuidad de Martos.
En años anteriores los deseos eran recíprocos y aunque en
esta ocasión también ha sido así, se ha sumado la pregunta que me induce a esta
reflexión.
¿Por ahí, cómo está la cosa? En otras ocasiones
hablábamos de cosas más triviales. Ello, me hace preguntar sobre qué? La
repuesta, es cómo está el trabajo. Mal, Madrid y Getafe no son distintos al resto de
España.
Se valora, que mi afirmación le induce a declarar que en
Martos, está todo parado, no hay ilusión ni perspectivas de cambio que permita
terminar con esta desolación. Es más, esta ciudad para quien no lo sepa es el
municipio que produce más aceite de oliva virgen del mundo, y también este año la
producción está bajo mínimos, con lo cual, los/as trabajadores/as del campo que
se dedican a la recolección no van a poder conseguir el certificado de las
peonadas necesarias que les permita obtener después la ayuda agraria que se
destina en las zonas rurales. Esto supone un drama desconocido en los últimos
años.
Mi familia, son autónomos profesionales dedicados a las
instalaciones eléctricas que han estado aguantando el frenazo de la
construcción con otras obras menores. Pero, el parón general de la economía hace
que incluso las reformas se demoren sin fecha.
Cuando profundizas en el análisis llegamos a la
conclusión de que se ha cometido un grave error, al obligarnos nuestro Gobierno
a cumplir las exigencias europeas en un periodo de tiempo tan corto. Esta
obligación nos lleva a implantar un modelo de recortes en todos los campos de
la economía que ha hecho paralizar el funcionamiento normal de la sociedad.
La unidad de las fuerzas políticas, sociales, y población
en general, debimos hacer pública en lo foros internacionales, nuestra
declaración de compromiso de pagar los débitos, pero, dentro de unos plazos que
no mutilara el desarrollo económico, empresarial y social de España.
La bola de esta encrucijada va creciendo cada día y hace
que, por muy buenos deseos que nos mandemos estos días, de puertas adentro el
sentimiento es triste ante la falta de perspectivas.
Aun así, Felices Fiestas, con serenidad y armonía.