26/09/2008

63 Asamblea General

Consecuencia de la crisis económica que se ha generado en el mundo, el premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz sostiene que la crisis de Wall Street pone de manifiesto que el modelo de fundamentalismo de mercado no funciona. Para el prototipo de economía capitalista, la secuela supone lo equivalente a lo que fue la caída del muro de Berlín para el comunismo.

Muchas han sido las intervenciones de los representantes de gobiernos del mundo en la 63 Asamblea General de Naciones Unidas. He seguido las distintas intervenciones y hay una, que me sorprende y además es coincidente con el planteamiento que hace el premio Nobel.

Michelle Bachelet, presidenta de Chile desde el 11 de marzo
de 2006, estructura el siguiente discurso:








2 comentarios:

Anónimo dijo...

No se como podéis permitir que alguien como Jaume d’Urgell, que hace cuatro días hablaba de ETA como “organización separatista” y a un “atentado” lo llamaba “acción armada” le dejáis afiliarse al PSOE. ¿Olvidáis lo que hicieron esos terroristas atentando contra la vida de Isaías Carrasco?. Un poco de dignidad.

Leed el artículo que inserto en su periódico digital (lademocracia.es) y en comentarios su intervención:

http://www.lademocracia.es/Nueva-accion-con-coche-bomba-de-la-organizacion-separatista-ETA

Antonio Pulido Ruiz dijo...

Estimado anónimo:
He leído los muchos comentarios que aludes y la no encuentro el que mencionas tan claramente. Sí adjunto éste:
En este periódico no se hace apología del terrorismo, rechazamos radicalmente el uso de la violencia como instrumento de política nacional... tanto si se trata de la violencia de ETA como de la OTAN. Ninguna razón política es suficiente para legitimar el asesinato de un Ser Humano.

Hoy ETA mató, y eso está mal, creemos —creo— que es un error estratégico (una estupidez contraria a lo que dicen defender) y un crimen humano (un delito, vamos)... pero la información que aquí se ha dado en ningún momento dice lo contrario.

Otra cosa es el acto de pronunciar o escribir una declaración formal de condena, en la que muchas veces no se cree, y pensar —o hacer ver— que con eso ya se es un demócrata. Ser un demócrata es otra cosa, tiene que ver con el respeto a los demás, con la confianza en la decisión de la mayoría —con respeto a las minorías—. Ser un demócrata implica estar dispuesto a buscar la paz, efecto secundario de la justicia. Ser capaz de analizar, dialogar, reflexionar, llegar a acuerdos y someter la fuerza al imperio de la razón. No espero que comprenda nada de lo que he dicho, haga lo que quiera, insúltenos... allá cada uno con la imagen que ofrece de si mismo (aunque sea desde el anonimato).