Con la intención de menoscabar la confianza en el Gobierno socialista, de José Luis Rodríguez Zapatero, Mariano Rajoy, se mete con la comparativa del paro de inmigrantes y los españoles que emigran a la vendimia francesa.
No hay que ser unas lumbreras para analizar que el mercado de trabajo genera estas situaciones. Francia tiene un 10% de paro en su población activa y sin embargo recibe a 20.000 jornaleros españoles. España, paga el seguro de desempleo a quienes lo tienen reconocido y sin embargo el salario y las condiciones laborales y empresariales francesas animan a los españoles a cubrir las faenas agrícolas de su vendimia.
Nadie deja su tierra, aunque sea temporalmente, si las condiciones económicas no fueran realmente interesantes: un 45% más de salario a la hora y jornadas laborales más reducidas. Es decir, cualquier persona gana en 18 días de trabajo en Francia, lo equivalente a 30 días en España.
Y sin embargo, lo que parece atractivo para los españoles, a los franceses no les fascina. Todavía, dentro de la Unión Europea, la diferencia salarial y nivel económico mantienen sus distancias.
Así de simple y sencillo. Esto, se puede trasladar a la población inmigrante que acepta trabajar en nuestros campos, siempre más atrayentes para ellos, que la situación que padecen en su país.
Por lo tanto, pretender argumentar ineptitud del Gobierno español, en este asunto, es una falacia que no se sostiene.
Sr. Rajoy, ¡es la economía de mercados!
No hay que ser unas lumbreras para analizar que el mercado de trabajo genera estas situaciones. Francia tiene un 10% de paro en su población activa y sin embargo recibe a 20.000 jornaleros españoles. España, paga el seguro de desempleo a quienes lo tienen reconocido y sin embargo el salario y las condiciones laborales y empresariales francesas animan a los españoles a cubrir las faenas agrícolas de su vendimia.
Nadie deja su tierra, aunque sea temporalmente, si las condiciones económicas no fueran realmente interesantes: un 45% más de salario a la hora y jornadas laborales más reducidas. Es decir, cualquier persona gana en 18 días de trabajo en Francia, lo equivalente a 30 días en España.
Y sin embargo, lo que parece atractivo para los españoles, a los franceses no les fascina. Todavía, dentro de la Unión Europea, la diferencia salarial y nivel económico mantienen sus distancias.
Así de simple y sencillo. Esto, se puede trasladar a la población inmigrante que acepta trabajar en nuestros campos, siempre más atrayentes para ellos, que la situación que padecen en su país.
Por lo tanto, pretender argumentar ineptitud del Gobierno español, en este asunto, es una falacia que no se sostiene.
Sr. Rajoy, ¡es la economía de mercados!
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