No obstante, los ciudadanos espectadores sentados en nuestras casas quizás esperábamos algo diferente. Muchas de las escenas que hemos visto, nos recordaban a episodios vividos en los pasados debates de la legislatura.
Sin la frescura espontánea de la réplica argumentada, la discusión se dilata y pierde emoción declamatoria. Esto, debe ser producto del excesivo corsé negociador que nada quería dejar al azar del propio interviniente.
Si en verdad se controla la intervención, los que salimos perdiendo somos los televidentes que dejamos de percibir la espontaneidad y por lo tanto, el verdadero carácter de los candidatos ante la réplica y contra réplica. Este otro tipo de formato, a lo que sí obligaría es a un mayor autocontrol de los ponentes y a una precisa intervención del moderador.
Como queda la segunda parte del partido, tenemos la esperanza de que todo aquello nuevo, que en esta primera parte, no hayamos visto ni escuchado podamos considerarlo y nos motive a depositar nuestro voto el día 9 de marzo.
¿Por qué ha perdido Rajoy?
No ha sido capaz de demostrar que realmente la economía no funciona.
En política social, sólo se atiene a la entrada masiva de inmigrantes sin papeles.
Se ha enrocado con las mentiras de Zapatero, sobre la negociación con los terroristas de ETA.
Ha hecho una acusación tremenda al candidato del PSOE, cuando le dice que ha dañado a las víctimas del terrorismo.
Y los tres minutos finales dedicados a la niña española, nos ha recordado a todos, las cartas de Aznar a Santiago.
Rodríguez Zapatero, sin ser la mejor noche, ha desmontado las acusaciones que le hacía Rajoy, ha presentado un balance correcto de lo realizado por su Gobierno y finalmente se ha dirigido a los españoles lanzando un mensaje de esperanza y convivencia para seguir profundizando en el camino iniciado.
El próximo lunes, debería explicarnos los 100 motivos comprometidos con los españoles para los próximos cuatro años.