02/02/2008

Irrespetuoso y ofensivo

Ya ha vuelto de las vacaciones invernales. Estábamos expectantes para comprobar la explicación de los motivos que le llevaron a montar la campaña contra la Sanidad Pública, y los profesionales del Hospital Severo Ochoa, de Leganés.

Antes de su comparecencia, ya conocíamos que el Partido Popular, había editado un documento base con las respuestas que tenían que dar a los medios de comunicación sobre el "caso Lamela". Por lo tanto, no ha sorprendido la prepotencia con que se ha pronunciado el ex consejero de Sanidad de la CAM.

Manuel Lamela, a pesar de tener una sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid, donde se reconoce que no han existido indicios de homicidio con los pacientes del servicio de Urgencias del Hospital; él con toda la soberbia que le caracteriza y con el consentimiento del Gobierno, de Esperanza Aguirre, afirma: que su actuación respecto al caso del Hospital Severo Ochoa fue "impecable" y que en todo momento se atuvo "a la legalidad vigente y al respeto a los profesionales, incluido el doctor Montes".
Lamela, ha destacado que volvería a actuar de la misma manera, porque lo único que hizo como consejero fue remitir una denuncia (anónima) a la fiscalía a la luz de los informes de expertos que consideraban que en el centro hospitalario se producían sedaciones irregulares y una tasa de mortalidad excesiva en las urgencias.

Asunto cerrado. Aunque en el Partido Popular, así lo consideren, esto no ha terminado. Hay que restituir el honor de los médicos y acreditar el buen trabajo que se hace en la Sanidad Pública.
Ahora bien, han sido muchos los testimonios de familias que han expresado el grave problema que se genera cuando alguien querido se encuentra en una situación dolorosa.

Criterio profesional
El caso de Leganés ha ayudado a que en muchos hospitales clarifiquen los procedimientos para actuar ante los enfermos en fase terminal. En Madrid, sobre todo ha sembrado "más miedo y precaución" a la hora de sedar, según Luis Fernández Pineda, cardiólogo del Ramón y Cajal, que trabaja habitualmente con enfermos terminales en sus guardias en la UVI del citado hospital. "El problema es que están menos sedados y más despiertos. Eso no es bueno. Si no están suficientemente dormidos se pelean con la máquina (a la que están conectados) y eso les puede provocar heridas en su aparato respiratorio", explica.

Es decir, cuanto más se analiza el trabajo que desempeñaba el doctor Montes y su equipo; más se demuestra el servicio humano que prestaban, y también se acrecienta la irresponsabilidad gestora de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid.

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