Ante el comienzo del curso político nos encontramos en la
disyuntiva que presenta el Partido Popular con una serie de medidas que llama
`regeneración democrática´ y dónde la alarma se ha encendido con la pretendida
`reforma de la ley electoral´.
Nunca una iniciativa política ha sumado más posiciones en
contra. Para no enrocarnos en su contenido la esencia es que el PP, pretende
que los ayuntamientos estén gobernados por la lista más votada. Eliminando de
un plumazo y por ley la posibilidad de constituir alianzas del resto de grupos
que sumando sus votos recibidos son mayoría absoluta.
Que la ley actual merece una reforma nadie lo cuestiona.
Lo que ocurre es que lo planteado por los populares no soluciona la sustancia
que genera un injusto reparto del voto.
Por ello, la iniciativa que plantea el PSOE presentando
mociones en todos los ayuntamientos de España, puede suponer un manifiesto
claro y legal, del rechazo municipal que los plenos pueden aprobar para dejar
claro su desacuerdo con la pretendida manera de conseguir el Gobierno del
municipio.
Así, nos encontramos que con independencia de las razones
y motivos que el resto grupos presentaran en el debate que se avecina, sí
podrán sumarse a la iniciativa que ya tiene preparada el Partido Socialista.
Ha llegado el momento de olvidarnos de qué fue primero
`el huevo o la gallina´. Y, lo importante en política es realizar aquellas
acciones que impidan una `mutilación democrática´.
Si a pesar de todas las proposiciones alternativas, la mayoría
absoluta del PP, se mantuviera en llevar a cabo la `cercenación´ de los votos asignados,
antes de mayo de 2015, se tenían que configurar las alianzas necesarias que
compitieran para conseguir la votación mayoritaria.
Hay que poner fin a políticas que la mayoría absoluta del
Partido Popular le permite poner en práctica sin solución posible de corregir. Sirva
de ejemplo esta determinación que el Gobierno del PP en Comunidad de Madrid
tiene ya dispuesta: