Desde ayer viernes, las televisiones nos están reiterando
las declaraciones que la dirección del Partido Popular está exponiendo en la
Convención de Valladolid.
Comienzan con la unidad del Partido, para luego pasar a
expresar que el PP, son los únicos capaces de mantener España unida. La verdad
es que, tanto en una cosa como la otra, les está faltando cintura política para
garantizar que así sea.
Hoy sábado, el mensaje es transmitir que el sufrimiento
que estamos viviendo los españoles con la pérdida de calidad en los servicios
públicos y el incremento de impuestos que nos azotan, serán aliviados en 2015,
año de elecciones.
Pero, además de la convención política popular, este fin
de semana también ha sucedido algo que me llena de ilusión. Que una idea que
nace desde un pueblo de Asturias, haya conseguido que miles y miles de mujeres
y hombres llenen las arterias principales de Madrid, desde la estación de
Atocha hasta el Congreso de los Diputados en un ambiente festivo-reivindicativo,
es algo que hacía mucho tiempo que no sucedía.
Antes, decía que los españoles estamos sometidos a unas
restricciones económicas que provocan que muchas familias estén en situación
extrema de pobreza. Que los informes sobre la economía sumergida estén
desorbitados, que los salarios y las pensiones cada día pierden poder
adquisitivo y que la iniciada clase media esté desapareciendo. Aunque en
contraposición las familias ricas cada día acumulan más.
Pues bien, siendo gravísimo lo anterior no es fácil que
la sociedad salga a la calle de la manera hoy lo ha hecho la `marea malva´ en
Madrid.
Y, es que a todo lo relatado anteriormente, ahora el
Partido Popular con su presidente Mariano Rajoy a la cabeza y el subalterno ministro
Gallardón, han pasado la línea roja de la libertad.
Para una sociedad que ha vivido durante cuarenta años anhelando
las libertades que nuestros coetáneos europeos disfrutaban y que miles de
personas han perdido su vida por tratar de alcanzarlas, si un Gobierno elegido
democráticamente, pretende someter de nuevo a la sociedad a la perdida de la
libertades, ésta se revela.
La mitad de los habitantes de España son mujeres y son
ellas y nosotros los que vemos que la nueva Ley del Aborto nos lleva a los años
de las tinieblas del franquismo.
De ahí, que desde un pueblo lejano a la capital, hayan
conseguido llenar las calles de Madrid en una protesta que no debe obviar el
Gobierno de Rajoy.