Es sabido que cuando el expresidente extremeño, Juan
Carlos Rodríguez Ibarra, nos dice lo que piensa, capta nuestra atención. Es lo que
ha sucedido hoy en declaraciones al programa “A Vivir que son dos días” de la
Cadena Ser. El Sr. Ibarra, afirma que no es partidario de las elecciones
primarias.
Luego durante la entrevista matiza el por qué. La cultura
tradicional que muchos militantes del PSOE, tienen asumida, indica que es la
dirección la que propone al candidato/a y posteriormente los delegados/as representantes
que asisten al Congreso confirman con mayor o menor apoyo.
La realidad del 38 Congreso es totalmente distinta. Por
eso, él dice:
"A mi eso de ver a alguien diciendo: elíjame para ser
líder, me da repelús",
"la democracia directa y real de la forma que se está practicando",
es decir, con más de 900 delegados que votarán en el 38 Congreso el próximo fin
de semana, "le aterra". Argumenta que “el ganador no tendrá que someterse a la aprobación del Congreso hasta la celebración del siguiente
cuatro años después”. Sin embargo, "cuando eres elegido por un órgano del
partido, ante ese órgano tienes que estar dando cuentas permanentemente y
sometiéndote a su aprobación", ha destacado.
Es de respetar la lectura que hace de la elección directa y
participativa de los militantes. Pero, su manifestación no impide que se pueda
establecer y se recoja en los estatutos de funcionamiento del partido el
mecanismo que evite esa falta de control que él argumenta. Es decir, no debemos
esperar cuatro años para valorar el balance de la gestión del Secretario/a
General. Es más, la razón impone que un método innovador como las “primarias”
debe ir acompañado del mecanismo que evite que el elegido/a, sea inmune al
control del partido. En definitiva, modificación de estatutos, avance, control
y participación directa de los militantes.