Pasado el debate del Estado de la Nación, donde
efectivamente, se tiene la sensación de que España es el `país de la
maravillas´, o por lo menos, así nos lo ha presentado el presidente Mariano
Rajoy. Ahora sólo nos queda tener `esperanza´.
No han pasado 72 horas del relato quimérico, cuando la
realidad nos golpea con toda crudeza. Así, conocemos que en un país con 6 millones
de parados, muchos de ellos procedentes del mundo de la construcción con una mermada formación para poderse incorporar a otras alternativas laborales, necesitados
de cursos formativos que les ayuden a reciclarse profesionalmente, también en
ese mundo se practica la pillería y se estafa a las administraciones públicas.
El caso es sorprendente, y aunque mediáticamente está teniendo
más repercusión en la Comunidad de Madrid, debido a los 4 millones presuntamente
estafados, el presidente Ignacio González pide que se aclare el resto de lo sustraído:
"Me gustaría que
nos informasen de qué investigaciones se están haciendo por parte de la
comisión tripartita, qué investigaciones está haciendo el Ministerio de
Trabajo, qué investigaciones están haciendo las patronales sobre sus propias
organizaciones, qué investigaciones están haciendo los sindicatos sobre sus
propias organizaciones, porque nosotros les hemos requerido en los últimos
tiempos ocho o nueve millones que no han justificado".
Al
empresario José Luis Aneri, detenido como presunto autor del fraude del dinero
que iba destinado a cursos de formación continua se le presupone una estafa de
15 millones de euros.
Ante
esta realidad, ayer tuve la oportunidad de cambiar opinión con un cargo
sindical que no se explicaba cómo ha podido ocurrir esta presunta estafa. Me
decía, por lo que conocemos, inflar la lista de parados para engrosar el número
de cursos que no se practicaban, ha tenido que ser producto de la dejadez de la
`comisión tripartita´ dado que la práctica habitual es la siguiente: “cumplimentada
la lista de alumnos que están recibiendo el curso, las organizaciones tienen
los medios necesarios para hacer el seguimiento de la asistencia de los
relacionados. Basta con realizar llamadas telefónicas y preguntar al interesado
sobre la formación recibida”.
Ahora
bien, si la trama del empresario llegaba tan lejos que no se hacía el control
anteriormente descrito, una persona con presunto ánimo estafador encuentra el
campo abonado para la usurpación.
Esta
es una de las epidemias que tenemos que erradicar de la sociedad española.