Ayer tuvo lugar en el Congreso de los diputados la
segunda votación para elegir al presidente del Gobierno de esta legislatura.
Mariano Rajoy, no consiguió la confianza de la mayoría simple de los
representantes políticos.
Antes de analizar el punto en que nos encontramos,
conviene recordar de dónde venimos. En el año 2011, el Partido Popular por
voluntad del pueblo español, consigue el mayor poder de gestión que nunca tuvo una
organización política. Consecuencia de ello, la mayoría absoluta de la que
gozaba, al Sr. Rajoy, le ha permitido aplicar unas políticas sin necesidad de atender
otros planteamientos que el resto de grupos presentes en el Parlamento hacían.
No debemos estar muy satisfechos los españoles con las
consecuencias de esas políticas, cuando en la siguiente llamada a las urnas, aquel
poder logrado queda difuminado de tal manera, que hasta en dos ocasiones se le
ha negado la confianza para que continúe al frente del Gobierno. Nunca en la
reciente historia democrática se había producido tal caso con un presidente.
Ante la continuidad de un Gobierno en funciones, qué
otras salidas se pueden producir que no sean las anunciadas elecciones en el
mes de diciembre.
Si nos atenemos a los últimos acontecimientos de ayer,
conocemos que directamente se le pide a Rajoy, que retire su candidatura de
cara a una nueva sesión de investidura. A lo que el portavoz popular contesta
que Rajoy, ha sido, es y será su candidato. Ante tal afirmación, esta postura
ayuda para llevarnos a las urnas de nuevo.
Pero la ley electoral nos permite un plazo de dos meses para
buscar otras salidas que puedan desbloquear la situación ya demasiado larga de
interinidad.
Todas las miradas están puestas en el Sr. Sánchez y el
PSOE. Y, no es fácil dado el número de escaños en el Parlamento de los que
dispone. Por tanto, hay que buscar aliados diversos con planteamientos políticos heterogéneos
e intereses distintos.
Por ello, conviene recordar las palabras del Sr. Sánchez
pidiendo a esos grupos, generosidad política para poder invertir la situación
que vivimos.
Si los socialistas apuestan por llevar a cabo la difícil
negociación, tanto Ciudadanos como Podemos, tiene que hacer un esfuerzo de
entendimiento que permita ir a una nueva sesión de investidura con garantías de
sacarla adelante.
Desde mi punto de vista esta es la más verosímil de las
fórmulas. Si algún grupo de los aludidos no se presta a ello, estamos mirando a
las elecciones de diciembre.