13/03/2016

Hay que despejar el horizonte

El próximo 20 de marzo hará tres meses que los españoles depositamos nuestros votos en la urnas. El resultado plural con cuatro partidos responsables de tener que configurar el nuevo Gobierno todavía no ha visto la luz.

Esta semana que termina ha sido prodiga en consulta de datos a través de diversas encuestas. Y, se puede concluir que al final de la consulta, punto arriba o abajo, de tener que votar de nuevo se volvería a repetir el resultado del pasado mes de diciembre.

Lo que es evidente, cada día que pasa y se va conociendo con más detalle y profundidad el contenido del acuerdo alcanzado entre PSOE y Ciudadanos, es que dentro de lo firmado, hay asuntos necesarios que su puesta en práctica beneficiaría a los sectores más vulnerables de la sociedad que llevan tiempo padeciendo una grave situación. De ahí, la urgente necesidad de su puesta en marcha con apoyo y ampliación o modificación de alguno de sus puntos donde otros grupos tomen la decisión de formar parte del posible Gobierno. De no ser así, la mejora del acuerdo podría facilitar la abstención del PP o de Podemos.

Esta es la esencia de la demanda de la sociedad española. Y, como queda demostrado con los resultados demoscópicos, no estamos dispuestos a pesar de la falta de consenso, a modificar nuestra opinión de manera sustancial.
Por ello, los responsables de los distintos grupos, deberían estudiar la realidad y en función de ella, actuar más pronto que tarde. No se puede continuar con este mareo de la perdiz.

Dentro de la escena, hay curiosidades llamativas. El Partido Popular, a pesar de ganar las elecciones, no consigue aglutinar los apoyos necesarios que le pudiera facilitar la investidura de Mariano Rajoy. Máxime ahora, que conocemos lo incluido en el vigente acuerdo entre Sánchez y Rivera. Nadie comprendería un giro en otra dirección.

En el otro lado, Podemos está obligado a sentarse y plantear las posibles mejoras que el acuerdo alcanzado permita. Será entonces, cuando la opinión pública conoceremos las posturas flexibles que unos y otros son capaces de mantener para lograr el objetivo único: “prestar el mejor servicio público a la sociedad”.  Lo último será configurar el Gobierno resultante. 




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