Desde que ayer se escenificara la firma del posible pacto
de Gobierno entre el PSOE y Ciudadanos, diversas y variadas han sido las interpretaciones que analistas y grupos políticos hacen del contenido firmado.
Es evidente que la suma de diputados de los dos grupos
firmantes no es suficiente para que el Sr. Sánchez pueda ser elegido
presidente. De ahí, la advertencia al afirmar, “es un pacto abierto”.
Lo que deja en evidencia en este escenario que vivimos es
lo siguiente: aquellos grupos políticos que se han prestado a llevar a cabo un
acuerdo, han podido introducir en su redactado, sino, la integridad de su programa
electoral, sí parte del mismo. Recordemos que estamos alcanzando un acuerdo
entre partes.
Por ello, es difícil de entender que aquel grupo político
que quiera servir a la sociedad española, no se preste a sentarse con los demás
para lograr que el acuerdo final que se presente a la sociedad española,
también contenga aquellas propuestas que ellos consideran de mayor beneficio
para los españoles. Únicamente así, se daría sentido a lo anunciado “pacto
abierto”.
Ahora bien, si por estrategia política o cualquier otra
razón interna tanto del Partido Popular como de Podemos, se mantienen firmes en
el rechazo absoluto del acuerdo hoy conocido, y por tanto, no se integran con
la aportación de sus ideas al redactado final, la realidad del resultado
electoral del 20D, nos lleva directamente a las elecciones en junio.
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