A las 16:00 horas de hoy, el candidato popular Mariano
Rajoy, se presentará en el Congreso de los diputados para obtener la confianza
de sus señorías y su voto le permita formar Gobierno. Si no consigue 176 votos a favor de
su investidura tendrá que volver de nuevo el próximo viernes.
Si se cumple lo anunciado por los portavoces del resto de
grupos políticos, serán 180 votos los que le dirán NO. Ante esta disyuntiva el
Partido Popular insiste en llamar a la abstención del PSOE. Cosa esta, que no
debería enrocarnos, ya que, el viernes si consigue que 11 diputados se
abstengan, igualmente podría ser nombrado presidente.
La política que ha aplicado durante los cuatro años que ha
gobernado con mayoría absoluta y las consecuencias que ha tenido para la sociedad
española, ha generado que al día de hoy, no tiene seguro que once diputados del
arco parlamentario mire para otro lado.
La machaca que los dirigentes populares están ejerciendo
sobre los socialistas es sorprendente. Y, aunque estos últimos, solo tienen 85
escaños, para el PP ellos tienen que ser quienes les faciliten la investidura. La
dirección socialista lo ha dejado claro: los votos de sus electores no van
servir para hacer a Rajoy presidente.
En este bucle nos encontramos y todo indica que lo
seguiremos estando. A pesar de que nadie quiere nuevas elecciones ¿Entonces que
se puede hacer?
El pacto firmado entre PP y C’s, aunque contiene avances
en un nuevo modelo de gobernar, no es suficiente para el grupo socialista que
valora que han quedado fuera cuestiones imprescindibles de su programa
electoral, a las cuales, no están dispuestos a renunciar.
Llegados a este punto, también sorprende que tanto en el
PP como en el PSOE, no existan arquitectos capaces de construir los puentes
necesarios que facilite un acercamiento verdadero y transparente, para que la
opinión pública conozcamos con exactitud las verdaderas razones que nos tienen
bloqueados.
Después de intentarlo poniendo los programas políticos
sobre la mesa, valorando todas aquellas medidas que más benefician al futuro de
la sociedad, cuyo interés general sea el que prevalezca por encima de otros
intereses, se podrá comprobar cuáles son los motivos que generan el desencuentro
total y que nos aboca a unas nuevas elecciones. Mientras que no se ponga negro
sobre blanco, estaremos a expensas de las declaraciones de unos y otros.
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