No puedo dar crédito. Después del cierre en falso de la Comisión de Investigación en la Asamblea de Madrid, sobre los casos de espionaje y aunque todavía el proceso está abierto judicialmente; salta con fuerza un nuevo escándalo con tientes mafiosos.
En este caso, antiguos concejales del Ayuntamiento de Torrelodones, han visto cómo después de presentarse ante la dirección del Partido Popular de Madrid, para denunciar una serie de irregularidades de sobornos y chantajes que se estaban llevando a cabo en el municipio en el año 2006, no sólo no fueron escuchados, sino que, una vez comprobada la documentación que aportaban, son las mismas pruebas exhibidas, las que utilizan los altos dirigentes populares para abrirles un expediente disciplinario y los expulsan del Partido. También el notario que se reúne con Esperanza Aguirre, para incidir sobre el mismo asunto, igualmente es espiado.
A todos ellos, se les confeccionan sus respectivos dossieres y se les informa sobre la conveniencia de abandonar las denuncias.
En los debates que esto genera, se llega a calificar de película mafiosa el relato de todo lo sucedido. Yo, no entiendo como esto puede ocurrir en pleno siglo XXI. Y además, ante la gravedad que supone este proceder político, el Sr. Granados, que en su día fue el receptor de todas las denuncias, denomina la situación vivida de “ESPECTÁCULO CIRCENSE”.
Recientemente, hemos valorado que los electores no sancionan con su voto todos aquellos procesos turbios y causa judiciales pendientes. Incluso en Comunidades donde los escándalos están a flor de piel, el Partido Popular gana las elecciones.
Ahora, aparece otra luz turbia en Madrid. Si después de esto, la sociedad madrileña no reacciona, soy de los que comparto que la sociedad civil está gravemente enferma.
Considero, que tal y cómo se las gastan estos grupos, alguien decida espiarme para analizar quién soy. En Madrid, todos los que alzamos la voz estamos expuestos.
En este caso, antiguos concejales del Ayuntamiento de Torrelodones, han visto cómo después de presentarse ante la dirección del Partido Popular de Madrid, para denunciar una serie de irregularidades de sobornos y chantajes que se estaban llevando a cabo en el municipio en el año 2006, no sólo no fueron escuchados, sino que, una vez comprobada la documentación que aportaban, son las mismas pruebas exhibidas, las que utilizan los altos dirigentes populares para abrirles un expediente disciplinario y los expulsan del Partido. También el notario que se reúne con Esperanza Aguirre, para incidir sobre el mismo asunto, igualmente es espiado.
A todos ellos, se les confeccionan sus respectivos dossieres y se les informa sobre la conveniencia de abandonar las denuncias.
En los debates que esto genera, se llega a calificar de película mafiosa el relato de todo lo sucedido. Yo, no entiendo como esto puede ocurrir en pleno siglo XXI. Y además, ante la gravedad que supone este proceder político, el Sr. Granados, que en su día fue el receptor de todas las denuncias, denomina la situación vivida de “ESPECTÁCULO CIRCENSE”.
Recientemente, hemos valorado que los electores no sancionan con su voto todos aquellos procesos turbios y causa judiciales pendientes. Incluso en Comunidades donde los escándalos están a flor de piel, el Partido Popular gana las elecciones.
Ahora, aparece otra luz turbia en Madrid. Si después de esto, la sociedad madrileña no reacciona, soy de los que comparto que la sociedad civil está gravemente enferma.
Considero, que tal y cómo se las gastan estos grupos, alguien decida espiarme para analizar quién soy. En Madrid, todos los que alzamos la voz estamos expuestos.
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