Desde que la dirección del Partido ha anunciado que el 19
y 20 de julio se celebra un Congreso Extraordinario, el debate en todas las
agrupaciones está abierto. Al mismo tiempo se analiza el resultado electoral y
por tanto, se focalizan varios aspectos todos ellos relacionados entre sí.
Por otro lado, tenemos las declaraciones de las personas que
se perfilan como aspirantes a participar en las elecciones primarias. Esto,
lleva a que no esté definido si primero debe celebrarse el Congreso y después
las primarias, o deben ser primero las primarias y luego el Congreso.
Argumentos para adoptar una u otra decisión se tienen.
Las bases mientras tanto, estamos pendientes del proceso
y de los mecanismos que se llevarán a cabo. Todos apreciamos que si se celebran
primarias abiertas, la participación de la militancia, simpatizantes y
agregados que se comprometan con el PSOE, van a poder expresar su voluntad en
la elección del candidato/a a la Presidencia del Gobierno.
Es decir, se cuenta entre otros con el voto directo del
militante. Y, qué sucede cuando se ha de elegir al Secretario General y a la
nueva dirección del Partido? En este caso todavía no está claro si la apertura
será real o seguirá la vieja tradición de la elección a través de los
`delegados´.
Es este uno de los aspectos que están más vivos en los
debates de los comités ejecutivos. Cuanto más se profundiza en ello, más carga
de razón toma el posicionamiento de los que pensamos que para la elección del candidato
a Presidente un militante un voto y para Secretario General… La democracia interna
tiene que extenderse como aceite en el agua. Si para los órganos institucionales
es una persona un voto, la misma vara de medir se debe aplicar para los cargos
orgánicos del Partido.