Precisamente por haber ejercido el cargo de Presidente, fuera de nuestras fronteras se preguntarán: Cómo será el pueblo español que lo mantuvo dos legislaturas gobernando a una persona que califica al futuro presidente de los Estados Unidos, Barack Obama como "un exotismo histórico” y le augura “un previsible desastre económico".
Repito, como español, siento vergüenza por la imagen que este “ínclito” personaje pueda ofrecer de la sociedad española.
Los medios de comunicación conservadores, no pudiendo negar la noticia, tratan de justificar que las declaraciones definitorias del Sr. Obama, están hechas dentro de un contexto en el cual alude al sueño americano sobre la oportunidad que una persona negra tiene en EE UU, para alcanzar la presidencia. Por mucho empeño que pongan en maquillar lo dicho, el daño que nos ha hecho a todos/as es tremendo. Máxime cuando luego en la misma entrevista, elogia la figura del presidente saliente. De locura.
Así lo ha debido interpretar el propio George Bush, que antes de abandonar la Casa Blanca dará la máxima condecoración norteamericana, la Medalla Presidencial de la Libertad, a sus grandes aliados internacionales, una selección en la que no aparece el nombre del ex presidente español José María Aznar.
Esto demuestra que los americanos, aunque sean antagonistas en la política, cuando ofenden a un presidente electo, el causante es apartado protocolariamente de todo reconocimiento nacional.
La historia nos va a demostrar que a pesar de poner los pies en la mesa del rancho, su amigo Bush, no le considera valía política suficiente.