En la tarde anoche de ayer presencie un extraordinario
montaje teatral destinado a la mítica figura del Quijote de la Mancha. En una
decoración nada sofisticada cuatro actores consiguen durante dos horas activar
la imaginación de los espectadores. José Sacristán, encarna al perfecto Don
Quijote.
La dirección teatral mezcla el momento actual con las
hazañas del Hidalgo y con gran habilidad nos demuestra que la figura del
defensor manchego tiene total vigencia. Por ello, cada uno con su armadura debe
actuar para tratar de erradicar las injusticias que hoy nos envuelven. La inmediata
y relacionada con la obra teatral nos la encontramos en el cartel de la puerta.
Luego, cuando sales y piensas en todo lo que se debería
evitar, los quijotes tenemos un gran elenco para defender:
-Ocho mil despidos en el sistema financiero y la mitad del
dinero de los ahorradores perdido.
-Cuatro mil despidos en Iberia.
-Mil despidos en la televisión madrileña. Y, ninguno
afecto a la dirección.
-Constantes protestas de los profesionales sanitarios en
la Comunidad de Madrid.
-Cinco muertes de jóvenes por una mala planificación festiva,
con el agravante de una comisión política que impide la depuración de
responsabilidades.
-Comisión parlamentaria que no consigue averiguar quienes
han sido los responsables con nombres y apellidos que han montado este desastre
financiero.
-Recortes, ajustes y crecimiento del paro con las
consecuencias para las personas que son expulsadas de sus casas.
Y, así, estoy convencido que iríamos sumando problemas que
todos conocemos. Los cuales, no nos pueden dejar impávidos. Por ello, la lección que nos ofrece el Quijote es la de salir al mundo y decir ¡BASTA!
Algo de eso ha debido suceder en las Naciones Unidas
cuando por una sola vez no se ha escuchado a los más fuertes, y la unidad de
las demás naciones han conseguido que a Palestina se le reconozca su Estado.