10/09/2014

La Alcaldesa de Madrid

La inesperada muerte del presidente del Banco de Santander, Emilio Botín, ha sido la causa que anula el protagonismo de la anunciada noticia que ayer ofrecía la alcaldesa de Madrid, Ana Botella.

La Sra. Botella llega a la alcaldía en la perfilada operación que le traza su antecesor Alberto Ruiz-Gallardón. Hereda el cargo sin obtener el beneplácito de los electores madrileños. Es decir, el sistema electoral permite que al abandono del titular de la alcaldía, pueda sucederle en el cargo cualquier persona que configura la lista ganadora. En el caso que nos ocupa, Ana Botella.

Y, así se encuentra que tiene que gestionar el Ayuntamiento más endeudado de España. A los recortes que aplica para reducir el déficit, hay sumarle la caótica gestión que su equipo de Gobierno hace con el asunto `Madrid Arena´, el fracaso en la competición de los `juegos olímpicos´, trece días sin recoger la basura y para colmo los árboles de Madrid se convierten en `asesinos inesperados´.
Ante este breve relato de acontecimientos, cuando la Sra. Botella debía explicar las razones de los fracasos, desplegaba un abanico de argumentos nada convincentes que hacían que cada día aumentara su impopularidad entre el electorado.

Consecuencia que le lleva a renunciar a presentarse al examen de las urnas en 2015.

Y, ahora qué:

Difícil dilema se le presenta al Partido Popular en la ciudad de Madrid. Con unas encuestas que aseguran la pérdida de la mayoría absoluta, la dirección del PP tiene que encontrar a la persona que contrarreste el anunciado fracaso.
Pero, en política ya sabemos que para celebrar las victorias todos a la foto, para gestionar las derrotas la soledad es inmensa. Y, mucho me temo que en la terna de nombres que se barajan: Aguirre, Cifuentes, Santamaría, todas mujeres y con cargos de reconocido prestigio en la actualidad, las garantías de triunfo deben ser muchas o de lo contrario no se embarcaran en la aventura madrileña.

Por ello, y aunque la soledad que vive el PP en el Parlamento cuando ha tratado de aplicar las medidas de la llamada `regeneración democrática´ y por añadidura la `reforma electoral´ de la elección de alcaldes en los municipios, cuando todavía se está deshojando la margarita del sí o el no, el olfato político me dice que en aras de conseguir garantías para mantener la alcaldía de Madrid, se lancen a toda vela y aprueben algo que en la actualidad no existe. 

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