El paso de Mariano Rajoy por la radio Cadena Ser, ha dejado algún dato que me induce a comentar. Se valora que si consigue la presidencia del Gobierno, administrará lo recaudado por el impuesto de patrimonio, no sube el IRPF, baja el impuesto sociedades, modifica los módulos de autónomos y no recaudará el IVA de las facturas hasta que se cobren.
Luego, los beneficios de las empresas que se dediquen a crear empleo tributarán diez puntos menos. Se inclina por no recortar en servicios sociales y sí adelgazará la administración. Califica el impuesto de patrimonio de “injusto y absurdo”, ya que, ataca el ahorro. Finalmente, reconoce que el presupuesto destinado a Educación “no es un gasto es una inversión”.
Desde mi punto de vista hago alguna apreciación: Estoy convencido que los patrimonios que están obligados a declarar no son producto del ahorro mensual. Ya quisiéramos los trabajadores de cualquier nivel poder alcanzar ese objetivo con nuestra austeridad mensual. La cantidad estipulada es tan alta que ni siquiera el propio Rajoy está obligado a ello.
Donde sí se vería afectado es, si revisara la cuota del IRPF. Ahí ya, con el sueldo declarado tendría que ajustar cuentas con hacienda. Por ello, no se sube. A las pequeñas empresas, así sin más, bajar cinco puntos, pienso que alguna condición deberán cumplir y la revisión de los módulos ídem de lo mismo.
Cuando afirma que la Educación “no es un gasto sino una inversión”, queremos entender que a su manera, le está mandando un mensaje a los/as presidentes y presidentas de las comunidades donde gobierna el Partido Popular ¡cuidado! Educación y Formación son la base de una sociedad de progreso.
Ajustar ingresos con los descuentos anunciados y los gastos sin reducir los servicios sociales esenciales del estado del bienestar, y además, cumplir con la estabilidad económica es lo que en los credos de fe, se conoce como “milagro”.
Finalmente, reconozco que cuando dice que lo recaudado por el impuesto de patrimonio se transfiere a las comunidades autónomas y que luego cada una lo invierte según su criterio, eso sí que es llamativo y preocupante.
La experiencia nos dice que así es imposible alcanzar un amplio acuerdo. Ante todo el objetivo es la creación de empleo. Por ello, se tiene que llegar a un gran Pacto de Estado que perfile una sola política creadora que impulse la contratación y no 17 modelos.
La esencia de ese debate tiene que salir a luz pública antes del 20 de noviembre.
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