24/10/2008

Credibilidad y confianza

Gota a gota, van apareciendo noticias sobre las consecuencias que la crisis económica está creando en el desarrollo de la vida cotidiana social. Aumenta la demanda de ayudas y se anuncian nuevos colectivos que entran en recesión.

La tasa del paro crece, la deuda familiar aumenta, la beneficencia es solicitada por la llamada clase media y los jóvenes se encuentran obligados a recurrir a la ayuda de sus padres.

Este escenario que se empieza a vivir después de años de bonanza y gasto alegre, nos obliga a resituarnos, adaptando nuevas formas de consumo. Por ello, se hace difícil encajar noticias como esta: “Polémica por la flota automovilística de las instituciones catalanas”.

Queda claro que esta es la noticia de hoy, pero no es caso único que los coches oficiales utilizados por nuestros representantes en todos los niveles de la administración, muchas veces superan con creces las necesidades de seguridad y entran en otras prestaciones que no generan eficacia en la gestión de su trabajo. Esto, si ya se mira con recelo en momentos de crecimiento económico, cuando estamos atravesando una etapa difícil de ajuste, se debe tener muy presente y evitar ejemplos nada alentadores para la sociedad. El dicho popular “la mujer del césar no solo debe ser honrada sino parecerlo”, se impone obligatoriamente.
Igual que se valora positivamente, el control del gasto público en salarios y eventos, también todo lo suntuoso excesivo produce rechazo y sanción.

Esta observación, es consecuencia del concepto que tengo del servicio público que se les encomienda con su elección a nuestros representantes y porque me siento defensor del buen hacer de su trabajo.
Por ello, no debemos perder "la credibilidad y la confianza". Su comportamiento ejecutivo nos tiene que ayudar a conseguirlo.

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