Dice Mariano Rajoy, que su partido ha dejado clara su "voluntad de intentar ayudar", si bien apuntó que no se puede aceptar que "se pague un precio político a una organización terrorista".
Esta reflexión y que a “ETA, hay derrotarla con las armas”, son la bandera insignia que el Partido Popular esgrime hasta la saciedad.
Pues bien, nos consta a un amplio sector de la sociedad, que las dificultades que está teniendo el proceso es precisamente por la máxima de no pagar ningún precio político y el convencimiento de que la lucha beligerante no ha conseguido durante 40 años acabar con el terrorismo. Esto, nos hace apoyar al Gobierno para que encuentre el camino que solucione el problema.
Es verdad que si desde la derecha popular no facilitan las cosas, la izquierda abertzale tampoco está ayudando. A raíz de la manifestación de ayer, hoy, los analistas en distintos medios manifiestan sus informaciones. Parece ser que a pesar de la frenada que está soportando la posible negociación hay importantes sectores de la sociedad que sí mantienen contactos para salvar el punto muerto en que nos encontramos.
También la Conferencia Episcopal, señala que "una sociedad madura podría adoptar, en algunos casos, alguna medida de indulgencia que facilitara el fin de la violencia. Pero nada de esto se puede ni se debe hacer sin que los terroristas renuncien definitivamente a utilizar la violencia y el terror como instrumento de presión".
Pues bien, llegados a este punto, sólo me queda insistir una vez más, que el proceso como vindica José Luis Rodríguez Zapatero, necesita de la unidad y apoyo de todos los demócratas. Quienes pretendan poner obstáculos para rentabilizarlos políticamente están muy equivocados. Emulando una frase histórica diré: ¡la sociedad no paga traidores!