Y con el Consejero Güemes, llegó el escándalo. No hay visita pública a los hospitales que no genere protestas de profesionales y usuarios de la Sanidad madrileña. Y es que lo de Majadahonda, indigna a los más flemáticos. De los 22 quirófanos, sólo dos, cumplen las condiciones para hacer uso de ellos.
La falta de indicación orientativa, provoca que los trabadores tengan que circular por las instalaciones con planos que los conduzcan a los destinos requeridos. La escasez de taquillas obliga a los trabajadores/as a cambiarse en sus propios coches. El desorden y la desorientación son totales. 165.000 metros cuadrados y solamente 65 pacientes. Las que parecen acumular todo el trabajo son las telefonistas que no dan abasto para atender tanta complicación.
Por primera vez, se habla del servicio sanitario que ofrece la “concesionaria privada” y el que cubre la “sanidad pública”. Si este modelo es lo que se está planificando para la Sanidad Pública madrileña, pronto nos daremos cuenta de lo que se nos viene encima. Advierto que puede ser atractivo el continente y repelente el contenido.
A todo ello, el Sr. Güemes, siempre culpa a las hordas sindicales. Pero, hete ahí, que la política precipitadora y ocultista, no sólo se practica en la Sanidad, la Enseñanza pública, también tiene su ración de inconcreción previsora. Así, este video nos demuestra cómo se inaugura un Centro sin la acometida de luz correspondiente. Y la malla gallinera facilita los actos vandálicos nada más comenzar las clases.
Sra. Presidenta, los madrileños y madrileñas nos merecemos otro trato más humano. Esta bien el envoltorio, pero echamos de menos la calidad del servicio.
Y gracias al esfuerzo de los profesionales, la noria sigue girando.



