El primero, lo pude apreciar en un excelente reportaje del último Informe Semanal de Televisión. Gracias a la nueva tecnología implantada podemos tener televisión a la “carta”. Y debido a ello, ahora, estamos en condiciones de valorar el comportamiento de los gobiernos del mundo para dejar sin resolver el problema del HAMBRE.
En un informe sobre la movilización de recursos para combatir el hambre presentado con motivo de la cumbre, la FAO subraya que “es inaceptable que 843 millones de personas en los países en desarrollo o de economías en transición continúen siendo víctimas del hambre y que más de 1.000 millones de personas tengan que vivir con menos de un dólar diario”.
Pues bien, ante esta injusta realidad social, los dirigentes gubernamentales miran para otro lado y concluyen la Cumbre con un notable fracaso. Así lo denuncia el Relator especial de Naciones Unidas, Jean Ziegler. Sólo pinchas aquí, desplazas el cursor hasta el minuto 21,35 y sigues la emisión. No tiene desperdicio y cualquier ser humano que se digne de ello, tiene que sentir vergüenza.
El otro gran asunto, está relacionado con la prolongación de la jornada laboral. Que la Europa de los “derechos sociales” pretenda alargar en pleno Siglo XXI, la jornada laboral a 65 horas semanales, es una barbaridad que choca contra todo tipo de relaciones laborales, igualdad, conciliación laboral y familiar y en definitiva que la era tecnológica tiene que servir para que los humanos dispongamos de más tiempo para convivir y nunca a la inversa.
Por eso, la reacción que ha tenido el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, con la aportación de 500 millones de euros del Estado español a la Organización para la Alimentación y la Agricultura, para corregir este grave problema del hambre, es digna de resaltar. Así como, el comportamiento del Partido Socialista Obrero Español, rechazando la iniciativa de los gobiernos conservadores europeos promotores de la medida ampliadora de la jornada.
EnClave Socialista nº 124, tienes amplia información de lo que digo. Estas decisiones rápidas son las que hacen que uno sienta los colores de la izquierda progresista.