Pero finalmente, la firme decisión que toma el PSOE con su
secretario general a la cabeza, logra que Pedro Sánchez, hoy, sea proclamado con
la mayoría suficiente, presidente del Gobierno.
Estoy convencido que con los días, las aguas de nuevo volverán
a su cauce. Esto, no quiere decir que las derechas españolas permitan
voluntariamente dejar un espacio de respiro al nuevo Gobierno. Máxime cuando
entre ellas tienen que competir para dejar su impronta más radical.
Lo que sí es cierto es que el acuerdo conseguido entre PSOE
y Unidas Podemos, abre un horizonte totalmente nuevo en la aplicación de políticas
progresistas que nunca en la reciente historia democrática de España, han
tenido lugar. Esto, y no otra lectura es la que hay que hacer de los resultados
electorales que ha manifestado en las urnas la sociedad española. Y a ello, están
obligados los socios del Gobierno de coalición, con mesura y respeto mutuo.
Ahora bien, nadie se puede llamar a engaño, la tarea que
tiene por delante el nuevo Gobierno no es nada fácil. Presiento que las mayores
dificultades no van a estar entre los socios del ejecutivo. Es más, estoy
convencido que una vez puestos en marcha se pueden sincronizar adecuadamente.
Esto último, es muy necesario para afrontar el desafío que
el mundo independentista catalán defiende sin descanso. Hay que encontrar la
fórmula política que nos permita conocer los verdaderos sentimientos y motivos de
la totalidad de la sociedad que vive en Cataluña. Si esto se consigue,
posteriormente dentro de la legalidad vigente se deberá presentar un gran
proyecto político a todas las comunidades autónomas que provoque una
aglutinación de unidad diferenciada entre todos los territorios que configuran
España.