02/07/2010

Acusaciones de ida y vuelta

La secretaria del Pleno del Ayuntamiento de Getafe, recibe de la portavoz del Grupo Socialista las facturas telefónicas que acreditan el excesivo gasto generado por una concejala del Grupo Popular. Han pasado 16 meses desde que se detecto el importe. Todavía no se ha efectuado la devolución.

Este hecho, lleva al Gobierno municipal (PSOE-IU) ha presentar una moción exigiendo al Grupo Popular, incluso se lo piden a Esperanza Aguirre, el reembolso de los 45.000 euros, consignados al consumo de Internet desde su dispositivo móvil. La señora Alcántara PP, ha reconocido que una menor de su familia hizo un uso indebido de la conexión para bajarse series de televisión.

Lo descrito es la esencia del problema. Pero las acusaciones de culpabilidad, con independencia del reconocimiento del gasto, son dignas de enmarcar.
Es cierto que no es la primera vez que este asunto se debate en Pleno, pero lo de ayer se podría calificar de episodio final.
Quedó demostrado que los populares de Getafe, aunque públicamente han expresado el deseo de pagar, no han realizado las gestiones oportunas ante la compañía telefónica para que les aclare los conceptos desglosados del consumo.

Los socialistas acreditaron con un documento que el Gobierno no ha podido atender la reivindicación del PP debido a que, el Ayuntamiento contrata los terminales y luego son asignados personalmente. Con lo cual, debe ser el titular quien solicite la información a la compañía. Cosa esta, que los populares no pueden avalar con documentos.
También en su defensa los populares, esgrimen no tener constancia documental del las facturas. Es por ello, que el Gobierno entrega públicamente a la secretaria del Pleno los documentos que acreditan el gasto pagado por el Ayuntamiento.

Llegados a este punto, y conocido que la concejal popular tiene depositado el dinero ante notario, nos podemos imaginar que cuando los populares analicen el contenido de las facturas se hará el pago. Pero, me temo que todavía quedan flecos pendientes.
Ahora, el Grupo Popular pide conocer el gasto de los demás terminales de la corporación para ajustar la cantidad proporcional exacta de la devolución. Otra vuelta de tuerca que con toda seguridad nos llevará a presenciar un nuevo debate sobre el gasto de la conexión a Internet de la señora Alcántara PP.

1 comentario:

Anónimo dijo...

EN MADRID, HACE TIEMPO QUE PERDIMOS LA ESPERANZA

Érase una vez una marquesa que habitaba un palacio a consecuencia de un pelotazo ladrillero y decisión del pueblo al que decía servir.
Se rodeaba de fieles, adláteres pelotas que la hacían la corte como siervos a la voz de su amo. Poseía medios de comunicación afines a sus intereses con la pluralidad característica de injerencia. Los profesionales del medio principal de propaganda, llegados por oposición, se negaron a aceptar tan amañadas noticias. El dinero lo puede casi todo y cuando no es de uno, mejor que mejor, se juega más limpiamente contratando a nuevos delfines recién salidos del Zoo para ser domesticados.
La llamaban la marquesa del pan bendito, por su acercamiento a los arrabales de la ciudad, su profundo miramiento liberal a los más necesitados; todo esto bendecido por el clero democrático y constitucional.
Su afán de poder y protagonismo le llevaron a ser temida por su cortesanos. No hacía ascos a nada. Introdujo una red para amañar los contratos de servicios a los actos que acudían, se saltaba las normas de palacio, solo quería a sus amigos dentro del carrusel del negocio liberal.
Todo lo publicado o noticiado era mentira, “exclamaba la marquesa” sacado a la luz por los medios de comunicación no afines, contando los affaires de la villa y corte. Lo negaba todo…todo, no sabia nada de lo que hacían sus súbditos a los que nombraba y quitaba a capricho, hasta descubrirse el pastel.
Eso sí, iba a misa a confesar todos los pecados, allí estaba el padre prior repartiendo perdón a modo de embajador divino.
No contenta con las trastadas de sus amigos, recela del comportamiento de alguno de ellos por cambiar de palacio y les monta un espionaje, para seguirles sus pasos por si les puede pillar en algún tropiezo y sacarlo a la luz, una forma de liquidarles de la vida pública. No calculó bien el tiro del cañón sin retroceso y se fue a caer en su propio campo.
Es el poder de los dictadores, los que tiran la piedra y esconden sus vergüenzas, mediante su gran número de fieles cortesanos sin escrúpulos morales.
El pueblo ciego, sordo y a veces mudo, la protegía de sus vaivenes como algo normal, como la vida misma,
Claro pues, el pueblo tenía lo que se merecía.

¿Cuando tendremos una justicia democrática en España¿…

EL PONTON DE LA OLIVA