En el albor de 2010, debemos conocer que el año que dejamos atrás, a pesar de las dificultades económicas, también nos ha hecho albergar la esperanza de que el drama humano que supone perder la vida inesperadamente sea reducido considerablemente.
Vistos los resultados hay que congratularse de los efectos que las leyes aprobadas en nuestro Parlamento están generando en la sociedad española.
Así, comprobamos el descenso de un 40% en las víctimas producto de la sin razón que supone la violencia de genero. Es decir, 2009 se cierra con una tendencia que nos hace pensar que estamos en el buen camino para lograr que el respeto y la tolerancia se impongan ante la violencia irracional.
La otra “satisfacción” la encontramos en la reducción de las victimas de los accidentes de tráfico. El dato que el ministro Rubalcaba ha ofrecido pone de manifiesto, que tenemos que retroceder 40 años, para igualar el número de muertos en las carreteras.
También aquí, la tendencia a disminuir es evidente. Por tanto, el efecto cívico de la sociedad nos abre una expectativa para corregir la sangría humana de nuestras carreteras.
Quede claro, que a pesar de la tendencia a la reducción de víctimas en los dos apartados, la sociedad no podemos bajar la guardia. El Gobierno de España tiene que seguir legislando y la sociedad comprometida con la erradicación de estos dramas.
Vistos los resultados hay que congratularse de los efectos que las leyes aprobadas en nuestro Parlamento están generando en la sociedad española.
Así, comprobamos el descenso de un 40% en las víctimas producto de la sin razón que supone la violencia de genero. Es decir, 2009 se cierra con una tendencia que nos hace pensar que estamos en el buen camino para lograr que el respeto y la tolerancia se impongan ante la violencia irracional.
La otra “satisfacción” la encontramos en la reducción de las victimas de los accidentes de tráfico. El dato que el ministro Rubalcaba ha ofrecido pone de manifiesto, que tenemos que retroceder 40 años, para igualar el número de muertos en las carreteras.
También aquí, la tendencia a disminuir es evidente. Por tanto, el efecto cívico de la sociedad nos abre una expectativa para corregir la sangría humana de nuestras carreteras.
Quede claro, que a pesar de la tendencia a la reducción de víctimas en los dos apartados, la sociedad no podemos bajar la guardia. El Gobierno de España tiene que seguir legislando y la sociedad comprometida con la erradicación de estos dramas.