La regresión que la sociedad estamos apreciando con las
medidas adoptadas por el Gobierno popular que preside Mariano Rajoy, hace que
se tomen posicionamientos radicales ante tanta agresión para determinados
sectores. Sin embargo hay otros colectivos que siguen protegidos.
Así, es indignante que la tan cacareada medida limitando
el sueldo de los ejecutivos financieros que gestionan entidades que han sido
intervenidas y financiadas con dinero público, al final se haya quedado en algo
nebuloso que con los correspondientes trapicheos, definitivamente pueden seguir
cobrando suculentos sueldos.
Incluso, siguen las mismas personas sin dejar paso al
relevo generacional que impulse nuevos métodos en el desarrollo de la actividad
financiera.
La contraposición a lo anterior está en la posible
eliminación de los 420 euros que los parados que han agotado todas las
prestaciones, y no encuentran trabajo, pueden llevar a su casa para paliar las
necesidades básicas.
Recortes, ajustes, reducción de servicios consolidados, hacen
que la sociedad cada día nos preguntemos y mañana qué. Sabemos que en los
comedores escolares, ahora los niños que puedan llenar el Tupperware
en casa, comerán los demás…… Esto, es una locura cuyo ahorro no conduce a paliar
la crisis en la que estamos inmersos.
Igual
ocurre con la supresión de la sanidad pública para el colectivo de inmigrantes
sin papeles. Esta medida de aplicarse severamente puede generar un conflicto
social muy grave. Nadie niega que se debe desterrar todo lo que se identifique
con turismo sanitario, pero a quién se le pretende aplicar la supresión nada
tienen que ver con ese colectivo.
En
la Comunidad de Madrid, que se caracteriza por ser la avanzadilla, en la
implantación de recortes y subida de impuestos, nos encontramos con la
duplicidad de tasas universitarias que van a impedir que muchos estudiantes con
presupuestos familiares muy ajustados no puedan continuar sus estudios. Esta
medida tuerce la proyección igualitaria del futuro social. Sumada a la enorme
subida de los precios de las escuelas infantiles, hace que no se pueda conciliar
la vida laboral y familiar. Luego tenemos a los mayores dependientes, este
colectivo va a sufrir como nadie las consecuencias de la reducción de las
ayudas públicas.
Debemos
reflexionar y admitir que ante un panorama como el descrito, se pueden producir
situaciones espontáneas que digan ¡BASTA, LO PRIMERO COMER!
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